Amantes de su patio

Por Perla Sofía Curbelo Santiago

Los patios y jardines pueden fungir como cofres de preciados tesoros  y a la misma vez servir de consolación en los momentos más estresantes de nuestra vida.

En el patio trasero del hogar de Mark y Luisa hay un sinnúmero de plantas. Desde bromelias, cactus, begonias y heliconias hasta orquideas, palmas y una variedad de árboles como el de limón, violeta, ficus, malagueta y un gran guayacán.

Campana para anunciar la llegada de los visitantes. Foto: Agrochic

 

Bebedero de pájaros en piedra y estatua de San Francisco de Asís. Foto: Agrochic

Los ornamentos como vasijas, figurines y hasta un hermoso tiesto vacío en uno que otro sitio adornan los diferentes rincones de este espacio exterior. La llamativa figura en piedra de San Francisco de Asís y el bebedero de pájaros ocupan un prominente lugar.

Con dos décadas de existencia, el patio ya ha acumulado cuantiosas memorias. Es increible cómo un espacio abierto, donde parece fácil que cualquier ser libre escape, encierre entre sus límites naturales el recuerdo de numerosos festejos.

Bastaría a sus cuidadores con cerrar los ojos para escuchar nuevamente la música, las risas, voces y susurros. Distinguir entre los aromas del presente de aquellos del pasado. Incluso, visualizar las imágenes que ahora viven atrapadas en cada hoja, rama y hasta fragmento de tierra. Un aspecto fascinante, y hasta mágico, que nuestros patios y jardines nos pueden brindar.

Es temprano en la mañana de un día en semana, y en el patio de este hogar metropolitano escuchamos el cántico de los pájaros. Es lo suficientemente alto para ignorar el lejano ajetreo citadino. Hacía ya un mes que el huracán María había pasado por la isla de Puerto Rico.

Mark Ficek apunta a las palmas macarthur. Recomienda este tipo de palmas por su flexibilidad y resistencia a vientos huracanados. Foto: Agrochic

Luego de experimentar Garden Walk Buffalo, este verano, me propuse visitar más seguido a amistades para que compartieran detalles sobre el tiempo y atención que dedican a sus patios y jardines.

Mark y Luisa han acumulado numerosas memorias en su patio por los pasados 20 años. Foto: Agrochic

Desde mucho antes del ciclón, había empezado a coordinar una visita a la casa de Mark Ficek y Luisa Olivencia, pero todo se tuvo que posponer. El huracán cambiaría todo en nuestra cotidianidad.

Conocí a este matrimonio hace varios años en una reunión de #CoffeeLovers en San Juan, Puerto Rico.

Después de ello, la comunicación se mantuvo a través de las redes sociales, especialmente por Twitter. Por aquí podía enterarme (y todavía lo hago) de las plantas y flores que ambos mantenían. Además de las transformaciones que iban haciendo en su patio trasero. Así como también de los detalles de algunas de las celebraciones familiares. Era la pareja perfecta para comenzar con mi nueva serie de entrevistas.

Orquídeas. Foto: Agrochic

Más orquideas florecidas. Foto: Agrochic

Mark sostiene la variedad de orquidea de donde se obtiene la vainilla. En el suelo, mantillo español, un tipo de planta cobertora. Foto: Agrochic

Cuando les visité tenía el gran interés en conocer sus planes de recuperación para con su patio y también para que compartieran una breve reflexión sobre la importancia de este espacio en sus vidas.

Para Mark y Luisa, su patio representaba “un refugio, sombra… un paraíso con muchas flores”. La pareja describió su espacio al aire libre como uno donde el tiempo corría a una velocidad mucho más lenta que el resto del mundo.

Luisa con su amado árbol de guayacán. Foto: Agrochic

 

Florecidas sorpresas en el patio. Foto: Agrochic

Ambos son amantes de la naturaleza desde muy pequeños. Luisa, natural de San Sebastián, se describe como una tree hugger. Creció rodeada del verdor de las montañas.

De pequeña solía ir con su familia de pasadías al bosque. “Recuerdo que nos sentábamos sobre una colcha (sábana) al lado del lago a pasar el día”, compartió la tecnóloga de profesión.

Mientras que Mark creció en Dakota del Norte. De pequeño aprendió que los árboles son esenciales no sólo para embellecer el entorno sino también para usarlos como barreras contra el viento. Aparte que tenía como referente jardinero a su madre.

“Sabemos que va a retoñar”, Mark desde la terraza del guayacán. Foto: Agrochic

Para ambos, ver la devastación causada por el huracán, empezando por su patio, supuso un duro golpe que le arrancó lágrimas pero no las fuerzas y voluntad para reconstruirlo.

El día antes del huracán, Luisa, convencida del inminente daño que causaría el evento atmosférico, se despidió de su querido árbol de guayacán. Con voz entrecortada, ésta recordó salir llorosa al patio para hablarle al inmeso árbol, un regalo que les había hecho su padre hace 20 años.

Ahora que tienen más sol en su patio, Mark añadirá un huerto para crecer tomates, pimientos y recao. Foto: Agrochic

Por mucho tiempo les regaló sombra y fresco al hogar. Ahora sin sus enormes y extensas ramas toca ser pacientes. “Nuestra casa no sufrió, pero lloramos al ver el patio”, comentó Mark. “Ver el guayacán… (silencio) Pero sabemos que va a retoñar…sabemos que va a tomar su tiempo pero tenemos la paciencia”, añadió el físico radiológico, ya retirado.

Además del guayacán, la tormenta les destruyó melaleucas, palmas y otros tantos árboles y arbustos que mantenían el área en constante sombra y alta humedad lo que por un lado les impedía sembrar exitosamente vegetales.

Así que una de las partes positivas que obtuvieron fue la gran exposición al sol, así que compraron paquetes de semillas de cilantrillo, pimientos y recao para preparar su huerto.

De acuerdo con Mark, descubireron que tenían 65 plantas en tiestos, algunas de ellas ya estaban necesitando trasplante desde hace mucho tiempo.

Figurín de un pato escondido entre los bambús. Foto: Agrochic

A pesar que el huracán afectó severamente la vegetación que por mucho tiempo ayudaron a desarrollar, no trastocó el uso y significado del espacio. “Nuestro patio es un living room exterior”, describió Mark. “Es una extensión de la casa y lo disfrutamos más a tempranas horas de la mañana, y en las tardes, cuando cae el sol”, indicó.

Entre las lecciones aprendidas, Mark señaló que seguirán sembrando las palmas macarthur por su resistencia y flexibilidad además de ser bonitas, ofrecer alimento a los pájaros y porque son de fácil mantenimiento.

¿Qué harían diferente?

Tanto Luisa como Mark coincidieron en que se van a mantener alejados de las palmas altas como las washingtonian. Una de ellas cayó precisamente sobre uno de sus vehículos después del huracán.

Entre sus próximos proyectos está extender un techo en el área de la terraza.  De esta manera tendrán más sombra y área seca para cuando llueva. Según Mark, el reto estará en diseñarlo de tal manera que no pierdan tanta luz y que a su vez sea económicamente viable.

Luisa y Mark con su nieta. Foto: Agrochic

Al final de nuestra conversación, les pregunté cómo el patio les ha ayudado a manejar el estrés.  Según Mark, “con sólo observar cómo retoñan los árboles, aún el proceso de recuperación del guayacán, es un proceso de recrecimiento. Lo observamos y somos parte de ese proceso”, comentó. “Si no tuvieramos el patio, nuestra actitud sería diferente. Nos sentimos parte de la naturaleza; es algo más grande que nosotros”, acotó, el garden lover.