Cómo benefician estas actividades de mantenimiento a tus plantas, y a ti

Por Perla Sofía Curbelo Santiago

Existe un sinnúmero de tareas necesarias para comenzar, echar hacia adelante y mantener un jardín para nuestro uso y disfrute. No importa si nuestro jardín se limita a un balcón o se extiende muchísimo más en un patio terrero.

Afortunadamente, no todas las tareas tienen que realizarse a la misma vez, y mucho menos el mismo día. Aunque en ocasiones tratamos de hacerlo, terminando exhaustas, hasta el punto, que se nos olvida la intención con la que comenzamos en primer lugar.

Las tareas en tu huerto o jardín varían por día y circunstancias de vida. Por lo regular, el propósito de cada tarea es el mimo en cualquier lugar, independientemente del tamaño del espacio verde. Foto: Unsplash.com

Cada jardín tiene su lista particular de tareas necesarias y protocolos a seguir. Éstas se ajustarán a las necesidades y circunstancias de vida de cada persona. Y como el mismo jardín, cambiarán a través del tiempo. Algunas de ellas seguirán siendo parte de nuestra rutina de bienestar, mientras que otras serán delegadas por nuestro propio bienestar.

Sin embargo, el propósito de cada tarea es el mismo. Así que una vez entendamos la importancia que tiene cada una y sus beneficios para las plantas, como también para nosotros, más rápido podremos realizar los ajustes pertinentes para obtener de ello mejores resultados y una mayor satisfacción en el proceso.

 

El riego, por ejemplo, es una tarea necesaria en el mantenimiento del jardín. ¡Y para algunas personas es la única! Como es la que primero tendemos a asociar con el cuidado de un jardín la dejé fuera de esta lista a propósito. Pero créeme, hay tanto que escribir sobre el riego que me pareció mejor dejarlo para otro artículo y compartir otras tareas relevantes.

Según vayas a través de la lista, cuéntame en los comentarios cuál es tu experiencia con alguna de ellas. Me encantará leer sobre otras tareas necesarias y que realizas en tu propio jardín y huerto. Aquí vamos:

 

1. Compostar

En el mercado existen numerosos equipos para facilitar el compostaje en el hogar. Foto: Archivo/Suministrada

La composta es un ingrediente orgánico necesario para la fertilidad del suelo. Además, es una forma eco amigable de reciclar los residuos que produce nuestro jardín, como también los que producimos en nuestra cocina, y así reducir el envío de desperdicios sólidos a los vertederos. La recomendación es que comiences pequeño.

Además de añadir fertilidad al suelo donde nos interesa producir alimento, sembrar árboles y plantas florecedoras, también contribuimos a reducir la erosión del suelo y la dependencia en fertilizantes.

Podrías crear tu propia composta para luego aplicar en tu jardín. En el contenedor o área de compostaje puedes añadir ramas y hojas secas, como también cartón (materiales ricos en carbono). Otros materiales lo son la borra del café, hojas recién cortadas y los desperdicios de la cocina, que no hayan sido cocinados (ricos en nitrógeno). Evita echar plantas enfermas y cualquier planta desyerbada con semillas.

En caso que decidas comprar la composta lista para añadir a tu suelo, es importante que sepas que hay diferentes tipos. Entre ellas, animal (a base de estiércol de vacas, caballos, gallinas), vegetal (a base de plantas), y de lombriz (a base de la descomposición de alimentos y otros desechos orgánicos realizada por las lombrices).

2. Control de plagas

Las mariquitas (ladybugs) son insectos beneficiosos que se alimentan de insectos como los áfidos que causan tanto daño en nuestros cultivos. Foto: Unsplash.com

Integrar un sistema de control de plagas te permitirá prevenir futuros problemas y grandes en tañamo. Este es un sistema eco amigable y no siempre implica la utilización de algún producto orgánico y/o sintético. Eso sí, requiere que realices un monitoreo o supervisión frecuente de tus cultivos para así detectar cualquier insecto (benefioso o dañino), enfermedad, anomalía en la planta o en sus alrededores.

Cuando tienes un protocolo básico de supervisión en el jardín podrás identificar correctamente el insecto (algunos podrían resultar beneficiosos) y/o enfermedad que creas podría estar afectando la planta en general, la florecida o el fruto de ésta. Así podrás determinar el curso de acción.

3. Desyerbar

Desyerbo en uno de los jardines del museo The Met Cloisters, en Nueva York. Foto: Agrochic

Desyerbar es remover plantas del espacio de siembra para evitar que sofoquen y compitan por los recursos disponibles para aquellos cultivos de mayor interés. Las hierbas no deseadas son plantas, que aún con un valor comestible, crecen en lugares que podrían interferir con la absorción de nutrientes del suelo, bloquear el acceso de luz como también de agua.

El desyerbar es una tarea importante para suprimir la competencia en el jardín y estimular el crecimiento de aquellos cultivos que deseamos cosechar. Esta es una labor que debe realizarse a menudo y las plantas deben ser removidas de raíz para evitar de vuelvan a crecer en el mismo lugar.

4. Estacar

Un arbusto de rosas tiene el apoyo de una estaca sencilla. Foto: Unsplash.com

Muchísimas plantas en nuestro huerto o jardín necesitan algún tipo de apoyo para evitar que se desplomen en el suelo debido a los fuertes vientos, un follaje abundante, o porque producen frutos o flores pesados. Desde añadir estacas sencillas, verjas, espalderas o trípodes, son solo algunos ejemplos.

Cuando estás consciente del impacto que tendrá esta responsabilidad en los resultados deseados también tomarás en consideración el objeto y el tipo de material que utilizarás para darle apoyo a tus plantas. Mientras más resistentes a las inclemencias del tiempo mejor, ya que no necesitarás reemplazar con tanta frecuencia o en el momento menos indicado para la planta.

Una ventaja de añadir una estaca o poste a una planta, como por ejemplo tomates o berenjenas, es evitar que el tallo de la planta sufra por un movimiento inesperado como lo es una ráfaga de viento o una lluvia fuerte. Otra ventaja es que los frutos no estarán en contacto con el suelo; y mucho menos le facilitarás el acceso a algunos animales que aparecen de vez en cuando en tu patio.

Es importante que recuerdes que el mejor momento para estacar, o añadir cualquier tipo de estructura de apoyo, es cuando estás sembrando. De esta manera evitarás lastimar las raíces, flores y/o frutos del cultivo.

Cultivos que necesitarán al menos una estaca sencilla: albahaca, habichuelas, brécol, berenjenas, col rizada, pimientos, girasoles, tomates.

5. Fertilizar

Los macronutrientes esenciales que necesitan tus plantas son: Nitrógeno (N), Fósforo (P) y Potasio (K). Ilustración: Pixabay.com

En ocasiones, nuestros cultivos, en particular aquellos comestibles, necesitarán un poco más de “alimento” para potenciar su crecimiento saludable y una cosecha abundante. Si ya tus plantas crecen en un suelo fértil tienes parte del trabajo hecho.

Sin embargo, dependiendo de la época, el microclima, el tipo de cultivo y su etapa de crecimiento, es posible que la planta necesitará un empuje o boost adicional a través de un abono o fertilizante que provea los macronutrientes y micronutrientes que el cultivo está necesitando.

Los nutrientes principales que nuestras plantas necesitan son nitrógeno, fósforo y potasio (N-P-K). También hay otros altamente necesarios. Sabrás la presencia o proporción de estos nutrientes con la numeración que aparece en la etiqueta del fertilizante que estás utilizando. La proporción de éstos favorecerá unos cultivos más que otros, dependiendo el tipo y su etapa de crecimiento.

Por ello, será de gran importancia conocer el efecto de cada nutriente en la planta para un mejor control en su aplicación como también evitar el exceso o escasez en la dieta del cultivo.

Nitrógeno– es responsable del crecimiento vegetativo de la planta.

Fósforo– es necesario para el proceso de fotosíntesis de la planta como también el crecimiento saludable de las raíces y promover la florecida.

Potasio– es necesario para la formación del fruto y proveerle resistencia a la planta contra enfermedades.

Los fertilizantes orgánicos o sintéticos están disponibles en forma líquida, polvo, cápsulas; para aplicación directa en las raíces o a nivel foliar. Algunos de ellos será necesario diluir en agua. Recuerda siempre utilizar protección, como guantes, cuando estés fertilizando tus plantas.

Puedes aplicar el fertilizante al momento de la siembra como también luego de establecida la planta.

6. Limpiar

Coloca tus tiestos en terracota por varias horas en un recipiente con agua y vinagre para ablandar el sucio o los residuos de sal acumulados. Luego cepilla, enjuaga, seca y almacena. los Foto: Unsplash.com

Mantener organizadas y limpias nuestras áreas de siembra, accesorios y herramientas nos permitirá disfrutar por mucho más tiempo de las actividades de jardinería. Por supuesto, no siempre será posible, pero mientras más lo practiquemos mejores las posibilidades de tener recipientes de siembra listos para usarse, herramientas con buen funcionamiento y áreas más cómodas, agradables y seguras para realizar otras actividades en el jardín que tal vez disfrutemos más.

Tan pronto termines de realizar un trasplante de un tiesto a otro, sacude el sustrato y lava el tiesto con agua y jabón. Dependiendo del material, será necesario cepillar o dejar en agua por varias horas para facilitar la remoción de cualquier residuo. Además, reducirás el posible alojamiento de plagas o la supervivencia de alguna bacteria que enferme a la próxima planta que decidas sembrar. Una vez limpio, si no lo vas a utilizar inmediatamente, déjalo secar y almacénalo en un área que no esté expuesta al sol o lluvia.

Asimismo, limpia tus herramientas de jardinería tan pronto termines de usarlas. Remueve cualquier residuo de savia, hojas o sustrato con un paño húmedo. Herramientas de poda será necesario desinfectarlas previo a un próximo trabajo de corte.

Puedes aprovechar algunas de tus pausas diarias de 15 ó 30 minutos para limpiar uno o varios recipientes, como también para darle mantenimiento a tus herramientas. Utiliza los días lluviosos, y de poca acción en el patio, para este tipo de tarea necesaria.

7. Mulching

Utiliza hojas secas o madera triturada para cubrir el terreno alrededor de tus plantas. Foto: Unsplash.com

Entre las ventajas de añadir material eco amigable alrededor de tus plantas o sobre las camas de siembra vacías es que ayudará en la supresión de hierbas no deseadas; se mantendrá por más tiempo la humedad y nutrientes en el suelo; y también contribuirá a mantener otros ecosistemas necesarios para la fertilidad de estos. Además, la descomposición de algunos de estos materiales enriquecerá aún más el área.

Por lo regular, pensamos en mulching solo como la adición de material triturado como pedazos de madera (viruta), grama seca y pajilla. Pero también podríamos utilizar materiales enteros como hojas de cartón corrugado, sacos de tela y cuando añadimos varias capas de composta. El mulching es una alternativa rápida a los cultivos de plantas cobertoras.

8. Podar

La poda se utiliza para remover ramas, raíces, hojas y frutos de la planta. Foto: Unsplash.com

La poda de plantas puede tener varios propósitos. Desde mantenimiento regular, prevención, emergencia, estimular a la planta o simplemente ornamental.

Cuando nos referimos a podar podría ser el remover desde ramas, tallos, raíces, flores o frutos. En ocasiones, debemos podar nuestras plantas para eliminar partes secas o enfermas; dar una forma particular; estimular el crecimiento de la planta, reenfocar su energía a la producción; o eliminar partes que obstruyen la circulación del aire y el paso de la luz a un área del jardín.

Un aspecto importante de la poda es saber en qué área de la planta vamos a realizar el corte, el tipo de corte y la mejor herramienta para llevar a cabo dicha tarea.

Tenemos que recordar que al podar estamos infligiendo una herida a la planta. Así que mientras más rápido selle la misma más probabilidades para que la planta sane sin riesgo a enfermarse.

Además de utilizar las herramientas correctas, es importante que te asegures que tus tijeras y otras herramientas utilizadas para corte estén debidamente afiladas y desinfectadas. Por eso es necesario limpiarlas con cada uso para evitar la transmisión de plagas y/o enfermedades.

9. Propagar

La propagación puede ser por semillas o por material vegetativo como ramas u hojas. Foto: Unsplash.com

Multiplicar nuestras plantas en el huerto o jardín es una parte necesaria de nuestras actividades de siembra, si queremos tener más plantas y reducir un poco nuestros gastos de jardinería.

De esta manera nos aseguramos de darle continuidad a cultivos difíciles de conseguir en el mercado, aumentamos la cosecha y nuestra seguridad alimentaria. Además, contamos con especímenes para sustituir plantas que hayan dejado de producir, entre otras razones.

Podemos propagar por semilla o por crecimiento vegetativo (esquejes, acodo, división). Dependiendo del tipo de plantas que estemos propagando es importante proveerle las condiciones necesarias para la germinación y/o el desarrollo de raíces saludables que permitan el anclaje de la planta y un desarrollo óptimo.

Además, propagar nuestras propias plantas sigue siendo una manera costo efectiva y rápida para aumentar cultivos. Para evitar confusiones durante la propagación por semillas, identifica las bandejas o recipientes de siembra.

10. Trasplantar

Algunas razones para trasplantar es porque el tiesto se ha roto o porque su tamaño no es el adecuado para la planta. Foto: Pixabay.com

Entre las razones principales para trasplantar una planta en tiesto es porque el recipiente está roto, resulta demasiado pequeño o simplemente queremos cambiar la estética y el look de la planta.

Reasignar una planta de un espacio a otro podría hacer la gran diferencia para su desarrollo saludable y óptimo.

En ocasiones, la planta necesitará moverse a un espacio más soleado o con más sombra, dependiendo de sus requisitos de siembra. Si es un trasplante de un recipiente a otro, es importante que la planta tenga el espacio mínimo requerido para el crecimiento saludable de sus raíces. De lo contrario, éstas crecerán dando vueltas dentro del mismo tiesto sin el suficiente volumen de tierra de dónde absorber sus nutrientes.

En cambio, si el espacio resulta muy grande para la planta, se perderán recursos valiosos como sustrato, fertilizantes y agua, de manera innecesaria.

Recuerda que el mejor momento para realizar un trasplante es cuando la planta no está florecida o con frutos. La tarea de trasplante es un factor de estrés para las plantas. Una vez termines de hacerlo, procura ofrecerle un riego profundo y, si es posible, fertilizarla para estimular su crecimiento.

La adaptación de cada planta a su nuevo espacio será diferente según el tipo de cultivo y el microclima del lugar. Este proceso podría tomar desde dos semanas hasta poco más de un mes. Presta atención, documenta y realiza ajustes graduales.

 

Fuentes consultadas:

Grow More Food (Storey), de Colin McCrate y Brad Halm.

The Vegetables Garden Pest Handbook (Cool Springs Press), de Susan Mulvihill.

 

La autora es fundadora de Agrochic.com y está certificada en Terapia Hortícola por el Chicago Botanic Garden.