Rescata una esquina de tu patio (i23)
por Enid Drevon
Huertera y blogueraNota editorial: Con el comienzo del Otoño podemos desacelerar en algunas de las actividades del huerto y ‘reposar’. Prestemos atención a la naturaleza, y cómo ella también recarga energías luego de intensos ciclos de producción. Nosotros también necesitamos descansar para que las nuevas ideas fluyan. Y mientras ‘descansamos’, a varias semanas de comenzar las festividades, nos parece que es muy buena época para recoger y limpiar en otras áreas del hogar, y el mismísimo patio para darle una bienvenida organizada al nuevo año. Esta columna de Enid Drevón, que hemos reeditado para la serie ‘30 ideas agrochic para Septiembre’ es estupenda inspiración para dar inicio a este proceso. Se imaginan todo lo que podemos hacer si comenzamos con una ‘esquina’ a la vez… Yo ya empecé.
En mi patio hay una esquina que ha cambiado su aspecto con el pasar de los años. Cuando nos mudamos sólo había grama en ese lugar. Luego sembramos unas plantas de jenjibre rojo que le regalaron a mi hijo mayor cuando estaba en kinder. Tenía lo necesario para estar a gusto en ese pedazo de tierra. Sol en la mañana, sombra en la tarde y mucha humedad. Además de darle hogar al jenjibre, la esquina se había convertido en un tiradero y en la cantera de todas las piedras que sacamos del patio cada vez que hacíamos un hoyo para sembrar algo.
La esquina de todas las cosas. (Antes) (Fotos: E. Drevón) |
Un buen día decidí hacer un cambio. Trasplanté parte del jenjibre a otro lugar. Acomodé las piedras grandes justo en la esquina para que mis gatas tuvieran por donde subir a la verja sin tumbarme las matas. Puse piedras más pequeñas hacia el lado y acomodé varios tiestos de barro con plantas de flores y orquídeas.
Tiestos con flores (Vista cercana). (Fotos: E. Drevón) |
Vista desde otro ángulo. (Fotos: E. Drevón) |
Orquídea rosada. (Fotos: E. Drevón) |
Todo muy bonito, pero las flores se secaban muy rápido en los días calurosos. Volví a cambiar. Retiré los tiestos y las piedras pequeñas. Eché tierra y sembré verdolaga, azulejo, duendes y verguenzas. Había un tiesto colgante con una enredadera que un buen día se cayó. Quité el tiesto hecho pedazos y dejé que la planta creciera como pudiera.