Cultivo de rosas en Puerto Rico

por Perla Sofía Curbelo Santiago

No hay nada más difícil para un pintor verdaderamente creativo que pintar una rosa, porque antes debe olvidar todas las rosas que nunca fueron pintadas.

-Henri Matisse

Confieso que solamente una vez en mi vida traté de cultivar rosas y no me fue bien. Bueno, a las rosas. Posiblemente, después de esta columna lo intente por segunda vez. Eso sí, me encanta recibirlas y, cuando puedo, disfruto regalarlas. Recuerdo que cuando tenía 11 ó 12 años uno que otro fin de semana me iba por mi vecindario o el de amistades a ‘ver’ en qué casa tenían rosales y quién me dejaba cosechar alguna flor. Hoy día entiendo porqué tantos ‘ni se te ocurra’.

Se estima que hay sobre 30,000 variedades de rosas catalogadas en el mundo. Los rosales se pueden clasificar en varios tipos, como: silvestres, que crecen libres en la Naturaleza; las antiguas, datan antes del 1867; y las modernas, post 1867.

Las rosas son nativas de China. Necesitan un clima fresco y en Puerto Rico pueden crecer en cualquier lugar. Las puedes sembrar directo en el terreno o en tiestos, siempre y cuando el recipiente sea el adecuado para que puedan desarrollarse. Las hay mini, arbustivas y hasta de enredadera. Necesitan mucho sol y un suelo enmendado con composta y riego frecuente; buen drenaje para evitar enfermedades, según las recomendaciones que hace el horticultor Carlos Bryan Arana (QEPD) en la publicación Las rosas en Puerto Rico del Servicio de Extensión Agrícola. Pueden cultivarse en cualquier época del año, pero la primavera es el momento ideal. En la publicación se resaltan los tipos de rosas: (Híbrida); Floribundas; Trepadoras; Grandifloras; Híbridas Perpetuas; y Miniaturas. Cada una con sus variedades. Consultar aquí con la publicación.

A la izquierda, hilera de rosas en tiesto con tomates y pimientos. A la derecha, Dolly Parton. Fotos Zulena Cortés.

*Las rosas se propagan por injerto, esquejes, semillas y acodo. Lee aquí las diferencias.

Me encanta pasearme entre las hileras de rosas en los viveros; transitar caminitos de rosas y admirar los rosales en patios y jardines. Asimismo, refrescarme con agua de rosas y hasta comerme cualquier invento culinario con pétalos de rosas: helados, yogur griego. (Ojo: rosas comestibles y libres de pesticidas).

Vivero de rosas en Jardín Luriam en Aibonito. Foto Perla Sofía Curbelo Santiago

Cuando pregunté sobre el cultivo de rosas en el muro de Agrochic en Facebook fueron muchas las huerteras que expresaron su admiración y entusiasmo por esta planta ornamental. Algunas dijeron tener sólo una y estarse iniciando, mientras otras abundaron sobre sus colecciones y experiencias. Leerlas fue lo suficientemente inspirador para rebuscar en mis recuerdos, investigar sobre el tema y dar pie a esta columna. Como yo, hay muchas personas que tienen innumerables recuerdos atados a una rosa.

Comentarios y sugerencias sobre los rosales:

Myrta E. Munet Pagán nos comentó que sólo tiene un rosal y que utiliza la cáscara de guineo para abonarlas. Por su parte, Jadira Maldonado compartió que sembró recientemente un rosal, considerado todo un legado familiar. Pues resulta que sembró un esqueje (rama) proveniente de un rosal de la abuela de su esposo. Fue la suegra de Jadira quien le regaló para que continuara la siembra. Maribel Ocasio dijo que en esta primavera sembraría en honor a su madre. “Recuerdo de mi niñez [que] habían muchas [rosas] en la casa; el olor [era] ríquisimo. [Mi madre] tenía buena mano para ellas. Mezclaba jabón Vel con un poco de leche y agua, y las rociaba; siempre las tenía bonitas…”.

Rosa 100 hojas. Foto de Zulena Cortés.

Asimismo, Zulena Cortés expresó que: “Siempre me han encantado las rosas, lo llevo en la sangre por parte de mis abuelas (paterna y materna). En mi jardín tengo Dolly Parton, Paradise y Touch of Class. Éstas no requieren mucho cuidado (al menos en mi caso); sólo las mantengo en suelo bien suelto, riego moderado diariamente, abono con 20-20-20 cada 15 días, y lo más importante, podar los tallos de las flores tan pronto comiencen a marchitarse y regar el corte inmediatamente”. Zulena añadió que le encantaría añadir a su jardín los tipos trepadoras o climbers pero aún no tiene el lugar adecuado.

Precisamente, Ketty Matos tiene un rosal Eden Climber que ordenó hace un año por catálogo. Poca fragancia. Dice tener ya una altura de cuatro pies y está enredada a su pérgola; ya le han florecido dos rosas “preciosas”.

Rosa aiboniteña en Jardín Luriam. Foto Perla Sofía Curbelo Santiago

La también aficionada, Nitya Morales comentó sobre su repertorio, el cual comenzó hace varios meses. Tiene una rosa de supermercado, la Moonlight Magic. “(Es un Hybrid Tea Rose) color lavender, olor exquisito”. Además, dos Climbing Roses Eden de un nursery de Estados Unidos; son conocidas también como Pierre de Ronsard (las únicas que no me han florecido, pero dicen que se tardan en familiarizarse); son grandes y bicolor, crema por fuera, rosita por dentro, las tengo en tiestos. Además, Nitya tiene una Mimi Eden comprada en Japón. “Es la versión miniatura de la Eden, muy difícil de conseguir. También bicolor, similar a la Pierre pero el centro rosado es más brillante, como más tirando a un rosado neón- muy bella, pero no emite ninguna fragancia. Como es climber también sube, por las paredes, en pérgolas. Al ser miniatura aguanta más el calor de Puerto Rico. Creo que tengo la única Mimi en la isla; (es una rosa bastante moderna, creo que salió al mercado en el 2008-2009) y se está dando muy bien acá”, acotó.

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