Recorrido por el ‘Jardín del Cielo’
por Perla Sofía Curbelo Santiago
‘Heaven is under our feet as well as over our heads.’ Thoreau
El pasado miércoles, me bebí un té de limoncillo con menta y azúcar negra. Refrescante, pues una de las propiedades del limoncillo es bajar la temperatura del cuerpo. Lo aprendí en la escuela. Pero no en cualquiera… estuve de visita en la Escuela Ecológica Niños Uniendo al Mundo en Caguas, Puerto Rico. Una escuela elemental Montessori cuyo proyecto Jardín del Cielo recibió el año pasado un donativo de $3,000 de parte de Ford Puerto Rico y su programa de Becas para la Conservación y el Medio Ambiente. La bebida preparada y servida por los estudiantes, es parte de su cosecha escolar. 
Parte del dinero de la beca fue utilizado para transformar un vivero en un salón de clases y para ubicar semilleros y herramientas. Fotos: Perla Sofía
Si una hora de ‘recreo’ puede transformar el diario escolar de la mayoría de los estudiantes del país, imagínense lo que puede hacer casi toda una mañana, diariamente, en la vida de niñas y niños entre los 9 y 12 años responsables por el huerto orgánico de su escuela. 
Las escuela tiene varios bancos para hortalizas que los estudiantes deben limpiar y mantener libre de yerbajos y piedras.
Utilizar herramientas adecuadas para los más jóvenes asegura un trabajo efectivo  y eficiente, como también previene lesiones.
La huertería escolar promueve la actividad física, la recreación, la integración curricular y el trabajo en equipo.
Entre las muchas tareas y responsabilidades de conlleva mantener un huerto, los estudiantes que participan de este proyecto aran la tierra y saben muy bien por qué lo hacen, y qué herramientas deben utilizar; aprenden a germinar semillas y a preparar su propia composta. Ésta es negra como la tierra, sin residuos y un olor exquisito, justo lo que mi huerto necesita. Una de las estudiantes nos explicó su proceso y qué materiales utilizan, desde hojas secas, ramas y cáscaras de verduras que les provee el comedor escolar. Según la maestra Malena García, coordinadora del proyecto, integrar a los empleados de la escuela es un asunto primordial como también a la comunidad porque de lo contrario ‘todo el proyecto se cae’. 
Las estudiantes muestran las etapas del proceso de germinación de las semillas, ubicado en el nuevo vivero reconstruido con parte de la beca ambiental Ford.
Sebastián, 10 años, muestra la composta de tres meses. Está lista para usarse como fertilizante orgánico.
Precisamente, parte de lo que cosechan los estudiantes, que va desde hortalizas de fruto como berenjenas, pepinillo y de hojas como lechuga hasta hierbas aromáticas como recao, y albahaca se utiliza en la preparación de los alimentos para el almuerzo. También llevan a cabo la venta de algunos productos y el dinero lo invierten en la compra de más semillas, herramientas y libros especializados. 
El cilantrillo como otras hierbas aromáticas se cosecha para uso en el comedor escolar y venta en la comunidad.
Ver cómo han maximizado el dinero de la beca ha sido impresionante pues transformaron un invernadero en ruinas en un salón de clases al aire libre. Con parte del dinero compraron los materiales y uno de los padres voluntarios realizó el trabajo; construyeron una caja para herramientas y un área especial para ubicar los germinados. Una de las niñas ‘experta’ en germinación me recomendó que para tener plántulas fuertes colocara una bandeja plástica sobre la bandeja de germinación, de esta manera los germinados ’empujan’ la bandeja hacía arriba en busca del sol y ese peso adicional les ayuda a crecer fuertes. Otra lección más.
Bandeja de germinados.
García explicó que El jardín y el programa de composta fue diseñado usando el cuerpo humano como principal inspiración. Por ejemplo, el sistema de composta se estudia junto al sistema digestivo del humano porque ambos desempeñan la misma función, en ambientes diferentes. El jardín y el vivero se estudian junto al sistema reproductivo. Además de integrar las materias de ciencia, matemática y artes del lenguaje a las actividades de huertería, los estudiantes aprenden sobre trabajo en equipo, planificación y distribución de tareas. Y por supuesto, liderazgo. Además, lo que aprenden en la escuela lo aplican en su casa, pues muchos contaron cómo prepararon su huerto casero y su composta. 
La escuela fue diseñada por el Arquitecto Fernando Abruña.

Pero todo esto es parte de una primera fase, pues lo planes son desarrollar todas las seis cuerdas de terreno donde está ubicada la escuela que fue diseñada por el reconocido arquitecto ecologista Fernando Abruña.

Jardín del Cielo aspira enseñar a los estudiantes y comunidades cercanas que somos capaces de producir suficientes alimentos de calidad sin recurrir a la degradación de suelos o contaminación del agua con el uso de pesticidas o fertilizantes químicos. 
La escuela tiene alrededor de 70 estudiantes entre 3 a 12 años.
Cabe destacar que esta escuela modelo tiene un programa de intercambio de estudiantes con una escuela de filosofía Montessori en Ciudad de México. Éstos visitan la Escuela Ecológica Niños Uniendo al Mundo/Jardín del Cielo en Caguas y aprenden sobre siembras, compostas y la flora y fauna nativa de Puerto Rico.
 
Luego de haber compartido con los estudiantes y ver cómo ellos dirigían la comitiva de observadores por toda la escuela no dejaba de pensar en lo que yo haría en mi propio huerto inspirada por ellos y el compromiso de sus maestras. Me encontré con niñas y niños activos, felices y conversadores. 
Trabajo en equipo.
Uno de los estudiantes, Jean Carlos, me regaló una bolsita de papel y adentro un mazo de recao cultivado y cosechado por ellos. De color verde intenso y fragancia inconfundible. Mis habas lo agradecen. También Me obsequiaron clavelones, un tipo de Marygoldcuya planta y florecida es más grande que las regulares. La intensidad de su olor es más fuerte por lo que es mucho más efectivo como repelente natural contra plagas. Así que tan pronto se sequen todas sus flores extraeré semillas que germinaré y con los consejos recibidos produciré plántulas fuertes. No sé si tenga el cielo gano, pero sí sé que me encantó visitarlo. 
Este mazo de recao es para echarle a mi caldo de habas.
Este año 2012, Ford otorgará nuevamente un total de $40,000entre diferentes organizaciones para apoyar individuos o grupos con proyectos e iniciativas que beneficien la conservación del medio ambiente. Si tú o un grupo participa de uno aprovecha la oportunidad. Las personas u organizaciones interesadas en solicitar las becas de Conservación Ambiental deben acceder a www.ford.com.pr. La fecha límite para entregar la solicitud será el viernes, 13 de abril de 2012.
Desde el 2001, más de 60 organizaciones en Puerto Rico se han beneficiado de estas becas ambientales donde se ha repartido un monto de más de $400 mil.
Nota editorial: El recorrido fue coordinado por Ford Puerto Rico, auspiciador de  la plataforma Agrochic.com.
Abona tu vida.