Por Yadeliz Lacén Rivera

Semana de la apicultura puertorriqueña del 10 al 16 de febrero

Durante los últimos años, la apicultura ha tomado un gran auge en la Isla. Cada vez son más las personas que se certifican para ser apicultor o apicultora.

Esto se debe a que muchos puertorriqueños han reconocido la importancia de ejercer esa profesión en nuestra sociedad y medio ambiente. Aunque, desde hace mucho tiempo existían personas que se dedicaban a esta labor.

La apicultura consiste en cuidar un enjambre de abejas para obtener productos para el consumo. Foto: pixabay.com

“Ser un apicultor ha sido mi pasión desde los quince años”, expresó Rafael Alicea, quien se inspiró a ser apicultor tras ver a un señor, de mayor edad y sin camisa, trabajando una colmena en un árbol de mangó. “Si ese señor puede, yo también puedo hacerlo”, recordó con gran entusiasmo.

Alicea contó que visitó, sin camisa, un enjambre de abejas en un cementerio. Tenía una una lata y un cuchillo, tal y como lo hizo aquel señor de su adolescencia.

Sin embargo, las abejas empezaron a picarlo y tuvo que ir a una sala de emergencias. No obstante, el percance sirvió de motivación para preguntarle al señor qué sucedió (qué hizo mal). El señor, amablemente, le explicó y desde entonces se ha dedicado a la apicultura.

Alicea toda su vida se ha encargado de rescatar y cultivar las abejas. Además, fabrica las colmenas, prepara y organiza los cuadros. En ocasiones, vende o regala la miel que producen sus abejas. Para muchos, él es mucho más que un apicultor, es un maestro.

Por su parte, Juan Antonio Pérez, apicultor e instructor, opinó que “si las abejas desaparecen, en cuatro años desaparecemos de la faz de la Tierra”. Pues estos insectos polinizan casi todos los alimentos que consumimos. Algunos de ellos son la calabaza, la papaya, el melón, el aguacate y el mangó.

Pérez ofrece talleres para concienciar al público sobre la importancia de las abejas. Además, indicó que están protegidas legalmente. La Ley de Protección y Preservación de Polinizadores de Puerto Rico (Ley 156)establece la protección a la abeja puertorriqueña e impone penalidades para quien realice acto criminal contras estos insectos.

No tan solo hay que cuidar a la abeja por la polinización en los alimentos, sino también por su poder curativo en los humanos.

Gladys Mundo, apicultora e instructora, explicó que la abeja posee numerosos beneficios para la salud. La miel, por ejemplo, es un antibiótico que puede ayudar a cicatrizar las heridas y hemorroides.

Asimismo, la apitoxina, veneno que producen las abejas, sirve para reducir tumores cancerosos. Por otro lado, la jalea real estimula las defensas naturales del organismo y lo protege de infecciones. Hay que recalcar, que para que haga el efecto que esperamos, deben ingerirse todos estos alimentos de forma pura y natural.

Los apicultores, de izquierda a derecha: Juan Antonio Pérez, Gladys Mundo y Rafael Alicea. Foto: Yadeliz Lacén

Los apicultores recomendaron tomar el curso técnico para comenzar a ejercer la apicultura o aprender todo lo relacionado a esta profesión. Una vez que tomas el curso, puedes pasar a ser apicultor y realizar la práctica personal. “Que no se ponga [nadie] a tocar si no tienen el adiestramiento”, advirtió Mundo, ya que enfatizó puede ser peligroso.

La miel es uno de los productos más reconocidos de la apicultura. Foto: Pixabay.com

La apicultura es vital ejercerla porque aporta a la sociedad, la economía y el medio ambiente. Es una industria que genera empleos y representa ingresos para las familias rurales. La apicultura va mucho más allá que producir productos, es el sustento de la vida humana.

Recuerde consultar con su médico antes de ingerir alimentos o suplementos que podrían afectar su salud o alterar cualquier tratamiento recetado.

Lee aquí dónde aprender sobre apicultura:

https://agrochic.com/la-apicultura-un-recurso-de-vida/