Aprende a cultivar estas esponjas naturales en tu huerto

por Nydia E. Vicente

¿Sabías que la esponja natural o lufa, es muy fácil de cultivar en el huerto?

La lufa, también conocida como luffa, loofah, okra china, estropajo, pepinillo de esponja, entre otros nombres comunes, es una planta perteneciente a la familia  de la calabaza y el pepinillo, la Cucurbitaceae. Este género  tiene varias especies, siendo las más conocidas  Luffa acutangula, L. aegyptiaca (sin. L. cylindrica) y L. operculata.

Las dos primeras se producen comercialmente para consumo como alimento en su etapa verde o tierna. La acutangula  presenta líneas o crestas a lo largo de la fruta. La aegyptiaca tiene la piel lisa. L. operculata  tiene espinas y produce una esponja  redondeada, más pequeña que la Luffa cylindrica.

La lufa es una planta trepadora que necesita un buen soporte. Puede consumirse como hortaliza en sus etapas tempranas. Foto: Nydia E. Vicente

Cuando está verde, la lufa pesa considerablemente, razón por la cual es necesario proveerle un soporte adecuado. Foto: Nydia E. Vicente

Nunca las he consumido como hortaliza, para mí su valor principal reside en su uso como exfoliante y como artículo para la limpieza. Las esponjas naturales son excelentes para eliminar  las células de  piel muerta, ayudan a  destapar los poros y a mantener la piel limpia  y sana.  Y lo mejor de todo, las puedes producir en tu propio huerto. La planta es una trepadora, y las  hojas tienen  forma muy ornamental. Requiere de mucha luz para una producción abundante de esponjas. Cuando está verde pesa considerablemente, razón por la cual  es necesario proveerle  un soporte adecuado.

Produce una flor macho; amarilla, grande y llamativa que atrae insectos y polinizadores. Foto: Nydia E. Vicente

La primera vez que experimenté con esta planta, sembré una variedad puntiaguda, la cual me dio unas pocas frutas tamaño miniatura. Compartí un par de plantas con un familiar y la cosecha en el otro lado fue muchísimo mejor y las esponjas más grandes.

Lufas puntiagudas. Foto: Nydia E. Vicente

Existen varios tipos de lufas. Foto: Nydia E. Vicente

La segunda vez, aparte de sembrar una variedad distinta, la ubiqué en una mejor localización y trepó por el columpio hasta llegar al árbol de guamá. Estaba en su elemento,  y produjo más de 40 lufas, gruesas, de tamaño mediano a grande, algunas llegando a medir hasta 20 pulgadas de largo.

Cada esponja o fruto produce una gran cantidad de semillas. Las semillas frescas germinan rápidamente y dan paso a plántulas muy vigorosas. Foto: Nydia E. Vicente

Semillero de lufas. Foto: Nydia E. Vicente

Cuando las esponjas comienzan a secarse van cambiando de color, primero a marrón verdoso y finalmente a marrón claro. Este es el momento para cosechar. En temporada de lluvia, pueden llegar a retener tanta agua, que se caen por el exceso de  peso. Secas, son sumamente livianas.

Durante su proceso de secado van de un marrón verdoso a marrón claro, y por supuesto, pesan menos. Foto: Nydia E. Vicente

¡Sorpresa! Qué deleite exfoliar tu cuerpo con un producto que has cultivado en tu huerto. Foto: Nydia E. Vicente

En la  etapa verdosa son más fáciles de pelar pero aún conservan mucha humedad  y  son un poco babosas. Cuando ya ha secado completamente, la cáscara se adhiere a la esponja y  se torna quebradiza, pero  las semillas salen con mayor facilidad. Si no las cosechas, eventualmente se caen. Una vez peladas, le sacas  las semillas y lavas las  esponjas con agua abundante. Si tienen manchas de moho, se sumergen en una solución con cloro por media hora. Se enjuagan bien y se ponen a secar por varios días  en un lugar soleado y bajo techo  para evitar que les dé hongo. Las que no estén en uso las mantienes en un lugar seco.

Una sola planta podría producirte todas las lufas que necesitarás por varios años para tu régimen de belleza y/o limpieza del hogar. Foto: Nydia E. Vicente

Si logras cultivar, aunque sólo sea una planta, fuerte y vigorosa, podrías  producir  todas las esponjas que vas a usar por varios años. De las que coseché y procesé, regalé más de la mitad y el resto las tengo guardadas y voy reponiendo las que se van desgastando según sea necesario. Más fácil, imposible, ¿te animas?