Preservación de ajíes
Mi experiencia preservando alimentos
Por Enid Drevón
Es difícil predecir lo que ocurrirá en el huerto. Depende de tantas cosas: del clima, del tiempo disponible, de las plagas y hasta de otros animales, propios o silvestres. Es por eso que me gusta preservar cuando hay abundancia.
Mis métodos preferidos son congelar y secar, ya que son los más sencillos. Congelo el jugo y la pulpa de frutas o vegetales, los granos, los ajíes dulces, el jenjibre y la cúrcuma. Según el fruto, retiro la cáscara y las semillas, corto en pedazos pequeños y los guardo en el congelador en bolsitas plásticas.
En ocasiones, coloco los pedazos en una bandeja en el congelador, separados unos de otros, para que se congelen antes de guardarlos. Así puedo separarlos fácilmente cuando vaya a usarlos.
Por otro lado, dejo secar las hierbas aromáticas, como el orégano, el limoncillo y el romero, y las uso para cocinar o para hacer teses. Uso bandejas a las que les pongo una malla para proteger lo que esté secando y las pongo en un lugar fresco y seco. Las de hojas pequeñas las dejo secar en las ramas y luego las pelo. Las de hojas grandes las corto en pedazos pequeños para que sequen mejor. Una vez secas, las guardo en envases cerrados.
Hay que tener en cuenta que algunos frutos pueden manchar, como la cúrcuma, y que otros pican. En días recientes puse a secar unos ajíes caballero que me regalaron. Luego que se secaron, los trituré, los guardé en un envase, recogí el mostrador de la cocina y después me toqué la cara. Al rato me ardían hasta los ojos. Hay que usar guantes y tener cuidado, pero vale la pena el esfuerzo de guardar para cuando no haya.
¿Quieres aprender sobre la preservación de alimentos? Lee aquí sobre el método de congelación.