¡Me importa un rábano!
8 razones para consumir esta hortaliza
por Perla Sofía Curbelo Santiago
La expresión coloquial “Me importa un rábano”, refiriéndose a que algo nos tiene sin cuidado cobrará otro significado cuando conozcas un poco más sobre esta pequeña y atractiva hortaliza de raíz.
Recientemente la cosechamos en el huerto escolar donde trabajo par de días a la semana y resultó todo un éxito entre los estudiantes. Sembramos las plántulas, y en poco tiempo ya estábamos cosechando para probar de forma cruda como también para preparar en una sencilla receta.
El rabanito (Raphanus sativus) pertenece a la familia de las Crucíferas. Se considera proveniente de la China. Como dato interesante, los egipcios y babilonios ya la consumían hace más de 4,000 años. El radish o rábano se clasifica por su forma y color. También se distingue por la época del año. El que sembramos en nuestro huerto escolar es el rabanito de primavera, cuyo tamaño no es muy grande y se consume crudo. Tiene forma esférica, ovalada o cilíndrica. Su color es rojo o rosado y su interior es blanco, a veces con puntitos rosa. Resulta ser una hortaliza llamativa para grandes y pequeños. Tiene un sabor ligeramente picante, el cual sorprende, pero ya luego del primer bocado, pasado con agua, nos acostumbramos. Puedes eliminarle la cáscara para reducirlo. Le ofrece variedad y textura a las ensaladas, pero también lo puedes cortar en rebanadas muy finas y tostar para unos chips servidos con sal y pimienta.
Su siembra es muy fácil, y su cosecha muy divertida. Le gusta el terreno suelto y rico en materia orgánica. Esto facilita su desarrollo pero también su cosecha cuando lo halas por el follaje hacia arriba. Es como si sacaras un conejo de un sombrero, y esa sensación ‘mágica’ nos encanta a todos. Siémbralo con la lechuga romana, como hicimos nosotros, pues se llevan muy bien. También con el perejil. Puedes preparar semilleros que germinarán entre tres a diez días, como también conseguir las plántulas en un vivero.
Si es semilla, cúbrela con ½ pulgada de sustrato; cuando germinen, siembra las plántulas a una distancia de una a dos pulgadas. Puedes intercalar la siembra con la lechuga. Es un cultivo estupendo para tiestos. La mayoría de los rábanos están listos en 30 días o menos. Cosecha cuando empieces a notar una pulgada de su piel sobresalir de la tierra. Para una mejor conservación, elimínale el follaje, pues éste contribuye en su disecación; aguanta hasta siete días en la nevera.
Aquí las ocho (8) razones para sembrarlo en tu huerto:
- Tiene un bajo contenido calórico y mucho contenido de agua, por lo que lo hace un excelente diurético.
- Interviene en la formación del colágeno, los huesos y dientes.
- Contribuye en la formación de glóbulos rojos.
- Ayuda en la absorción del hierro de los alimentos.
- Contiene grandes cantidades de calcio y fósforo.
- Entre los minerales que lo componen abunda el yodo, el cual es indispensable para el buen funcionamiento de la glándula tiroides, responsable, entre otras cosas, de nuestro metabolismo.
- Contiene vitamina C y compuestos de azufre, considerados potentes antioxidantes que ayudan a bloquear los radicales libres y a prevenir enfermedades. Estupendo expectorante.
- Recomendado para las mujeres embarazadas y para los niños, pues contiene folatos, vitamina que contribuye en el desarrollo del tubo neural del feto; y en los niños ayuda a prevenir el desarrollo de deficiencias.
Fuentes consultadas:
Best Kids Garden Book
El huerto casero: manual de agricultura orgánica