Este verano aprende cómo preparar aguas frescas con frutas en temporada

Por Nydia E. Vicente

El verano está a la vuelta de la esquina y con él las altas temperaturas que nos obligan a mantenernos hidratados continuamente. Para refrescarnos, nada como un buen vaso de aguas frescas, un smoothie o una champola  preparados con frutas locales en temporada o, mejor aún, de nuestro patio.

En mi huerta de frutales tengo en producción frutas exóticas. Entre ellas  cabelluda, cherry mangosteen, achachairú, rollinia,  burahol, longan, rambután y carambolas. Aparte de las locales como mangó, corazón,  guanábana,  limón, piña, coco, y papaya.

Otras frutas en abundancia en verano, aquí en Puerto Rico, son: acerola, parcha, lima, tamarindo, melón de agua y quenepa.

Prácticamente, todas ellas  se prestan para hacer algún tipo de bebida que sea refrescante, baja en calorías  y a la vez nutritiva.

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Achachairú. Foto: Nydia E. Vicente

En esta ocasión les comparto mi experiencia con  el cherry mangosteen (Rheedia edulis, sin. Garcinia intermedia) y el achachairú (Garcinia sp.). Este último, que los expertos no se ponen de acuerdo en cuanto a su nombre botánico, no es muy conocido. Sin embargo, ya está haciendo apariciones en algunos mercados agrícolas a través de la Isla. Su nombre es un vocablo guaraní que significa beso de miel.

El otro día, dando una vuelta por la  huerta  encontré  tres  achachairús  maduros, lo que me recordó todos los experimentos que hice el año pasado con ellos.

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Cherry Mangosteen. Foto: Nydia E. Vicente

Descripción de las frutas

El árbol de cherry mangosteen  ahora mismo está cargadito de frutas maduras las que por años se perdían.  Es una fruta tan ácida, que  comerse  más de dos o tres de un tirón, es todo un reto. Tiene sus adeptos, pero yo no estaba en ese grupo… bueno, hasta  que descubrí que tiene su truco.

Por otra parte, el achachairú  es sub ácido,  dulce,  delicioso.  La producción es muy abundante, lo que obliga a buscar nuevas formas  de consumir toda esa cosecha. Así que me di a la tarea de averiguar cómo usarla para refresco y de paso, usar los cherry mangosteen con el mismo propósito.

Consulté paginas y videos de Bolivia, de donde es oriundo el achachairú. También de Australia, en donde se ha establecido una fuerte industria con esta fruta.

El achachairú promete.  Aparte de consumirse fresco, se puede usar para la confección de bebidas y cocteles, aderezos, ensaladas, helado, mermelada,  granita y hasta vino.

El proceso para la bebida

El primer paso para hacer  una  bebida con esta fruta es  extraerle  la pulpa.  Esto es como tratar de hacer lo propio  con una quenepa.  La mejor manera es con los dientes. Pero claro, esa no es una buena alternativa para hacer refresco.

Una forma más fácil es congelando las frutas peladas o utilizando un Thermomix, un electrodoméstico muy costoso.  Como no tenemos el aparato, usé la  técnica de fruta congelada. Esta técnica permite conservar la fibra.  Les cuento que usé ese método, pero no  más de una o dos veces, porque la idea no era pasarme  todo el día en la cocina.

Siguiendo  la línea de pensamiento de Deepak Chopra, nos fuimos con  la ley del menor esfuerzo. La alternativa  sencilla es poner las frutas peladas enteras en agua, llevarlas   al congelador por varias horas  y voilá tenemos  aguas frescas.

Se hace lo mismo  con los cherry mangosteen. Tú decides la cantidad de fruta a usar por litro de agua  y así obtendrás un sabor más  o menos intenso de acuerdo a tu gusto. Te puedo  asegurar  que la mezcla de estos dos es refrescante,  el sabor muy  agradable y no necesita nada de azúcar.

Este método se presta para otras frutas ácidas como grosellas, acerolas y quenepas agrias; el ácido y los sabores  se diluyen en el agua y el resultado final es un líquido liviano pero gustoso. Si deseas un chin de dulce en el agua le puedes agregar un poquitín de azúcar. Hoy mismo preparé uno de cherry mangosteen solo y la cantidad de azúcar que usé fue mínima, menos de una cucharadita por taza.

Sobre la cáscara

En esa búsqueda  de ideas encontré algo que  me llamó  mucho la atención, pues siempre pensé que era una pena tirar a la composta las cáscaras del achachairú. La misma es gruesa, de sabor astringente  y aroma muy interesante.  Es rica en  hydroxicitratos, betacaroteno, y los aminoácidos arginina y alanina.  Con ella se prepara una infusión que sirve de base para refrescos y cocteles.

A continuacion, un resumen del proceso:

 

1. Si no tienes el árbol, consigue en el mercado frutas frescas, limpias y libre de lesiones. Foto: Nydia E. Vicente

 

2. Lava las frutas en agua abundante. Foto: Nydia E. Vicente

Como ya les mencioné, tenemos la opción de extraer la pulpa o colocar las frutas enteras en un frasco con agua. (Ver próxima foto).

En otro frasco se colocan 6-8 cáscaras del achachairú en un litro de agua, se llevan a la nevera y se dejan reposar por un mínimo de  ocho  horas. Los cherry mangosteen  se agregan al agua  con las otras frutas,  pelados sin ningún procesamiento. Los frascos con las frutas  (o la pulpa) se pasan al congelador por varias horas, sin dejar que se congelen. Tan pronto forman cristales,   pasas  el frasco a la nevera y consumes  el agua durante el día. Aquí hay que hacer hincapié en que las aguas frescas deben mantenerse frías todo el tiempo para evitar que las frutas  fermenten la bebida.

Momento de extraer la pulpa. Foto: Nydia E. Vicente

Cáscaras en infusión

Al cabo de ocho horas mínimo en nevera, elimina  las cáscaras y consumes  el líquido con un poco de jugo de limón y azúcar a gusto. En Bolivia las procesan en la licuadora, cuelan el líquido y le agregan limón y azúcar.  También se le puede mezclar un poco de la pulpa de la fruta. Todas las alternativas saben bien y la cantidad de  azúcar es a gusto.

¡Mis ‘conejillos de indias’ le  dieron su aprobación en todas las pruebas! Puedes ponerte creativa y añadir  té de jengibre, menta o agua mineral para darle efervescencia.  Para un domingo de brunch, con champán o vino espumoso, hasta puedes prepararte una mimosa. ¡Cin-Cin!

Cáscaras en infusión. Foto: Nydia E. Vicente

 

*Nota para quienes estén pensando en gratificación instantánea: aunque en algunos sitios de Intenet recomiendan procesar las cáscaras en la licuadora obviando el periodo de ocho horas mínimo  en nevera, mi humilde opinión es que no vale la pena ahorrarse ese paso. La diferencia en sabor es muy significativa.

 

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Achachairú (En Guatemala y Australia Garcinia humilis, aunque hay discrepancias entre los taxónomos ). Árbol nativo de Bolivia. Familia del mangostán, comparten el mismo género, sin embargo la nomenclatura botánica para el achachairú no está muy clara, razón por la cual encontraremos literatura relacionada al mismo con distintos nombres. Olvidándonos un poco de esos asuntos, podemos concentrarnos en las bondades de este árbol, que se adapta y crece muy bien en ecosistemas variados, puede fructificar en sombra parcial y produce de manera abundante relativamente rápido. El árbol es de tamaño mediano. Las frutas, de cáscara gruesa y dura, pueden mostrar variaciones en su forma, las hay redondas, globosas u ovaladas. Según va madurando el color cambia de amarillo brillante a amarillo-anaranjado con tonos rosados. La pulpa es blanca, de sabor muy agradable, dulce subácido.

Se recomienda su propagación a partir de semillas. Estudios realizados para investigar la viabilidad de la propagación por injerto no han dado buenos resultados.