Idea #15 Ideal para hortalizas trepadoras
por Perla Sofía Curbelo Santiago
Sembrar habichuelas me transporta a mis años de escuela elemental. El entusiasmo, la curiosidad y el asombro me invaden. Ese experimento escolar me dio los cimientos para mantenerme atenta a los detalles y aprender a observar, y a comprender, la naturaleza. Aún no me he encontrado a alguien que me diga que no disfrutó el ‘experiemento de la habichuelita’.
‘Teepee’ para habichuelas, en tiesto de autoriego. Foto: PSC

Este es un buen ejercicio para repetir en cada grado, en la universidad, en la casa y en el trabajo. Algo que nos mantenga entusiasmados, todos los días, con la esperanza de que producirá algo estupendo.

Crecí en un hogar donde las plantas y árboles siempre fueron parte esencial de nuestro entorno. Sin embargo, el interés por la siembra de hortalizas lo desarrollé de adulta.
Creo que las habichuelas,  y leguminosas en general, son el primer cultivo que debemos tratar cuando le estamos dando forma a nuestro huerto de tiestos o directo en el suelo. Las habichuelas germinan casi de inmediato, hay muchísimas variedades y ver su desarrollo te mantiene motivada para sembrar otras hortalizas.
Recuerdo la primera vez que vi una hermosa fotografía de unas habas rosadas de mi amiga, huertera y bloguera, Enid Drevón. Los detalles de la vaina, el color intenso…
Habas rosadas. Foto: Enid Drevon
El año pasado, cuando sembré mis primeras habas, lo hice cerca de la verja de mi patio delantero con la intención que se enredaran, y, su eventual abultamiento, brindaran algo de privacidad a mi casa. Sin embargo, ver las plantas aferrarse al metal corroído me causó malestar. Así que decidí construirles un soporte vivo.
Varas secas y cordón de fibras naturales. Foto: PSC
El tipi (tee-pee) es una estructura cónica hecha regularmente con madera. Recomiendan al menos tres varillas de bambú seco, pero como no tenía en mi casa  usé lo que tenía disponible. Varios pedazos de ramas secas, lo suficientemente fuertes y largas.
Por lo menos dos de ellas medían unos cuatro pies de alto, para la otra hice un ‘injerto’ a lo McGiver y uni dos ramas. Una vez los tres palos parecían de la misma estatura los junté en el tope utilizando cordón y me llevé mi estructura viva para el área de las habichuelas.
Coloca hileras verticales de cordón para ofrecer más área de soporte a las habas
Cabe señalar que es recomendable planificar los cultivos para evitar el trabajo que yo pasé. Pero lo bueno de esto es que aprendemos la lección y otros aprenden por cabeza ajena.
Una vez examiné el área donde ya habían crecido las habichuelas (y las calabazas) enterré cada vara a la tierra. Luego amarré varias hileras verticales de cordón, del tope al pie de una hilera de cordón horizontal para que cuando se enredaran las habas, éstas tuvierasn suficiente área para expandirse.
Como ya las plantas se habían empezado a enredar a la verja, poco a poco me dediqué a desenredarlas. Con mucho cuidado para evitar un trauma, para ellas y para mí.
A los pocos días del proyecto, las habas se veían hermosas. Como si desde un principio se hubieran enredado allí. La vida atrae más vida.
Preferí que las habas se enredaran al tipi que a la verja
El tipi finalizado
Siembra varias plantas cerca de cada vara para que al crecer encuentren soporte inmediato
 
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**Publicado originalmente en Octubre 2011. Algunas partes fueron actualizadas. 

Comienza un ‘tipi’ en tu huerto o jardín. Otros enlaces interesantes:

https://www.yardcaregurus.com/gardening-with-kids/