Por María Esther Vives Rodríguez*

He aquí unos pasos a seguir para poner tu huerto a descansar:

Saca todas las plantas muertas

Si tienes una composta activa, coloca las plantas allí. El calor matará los virus, hongos, y los huevos de insectos. Si la composta está inactiva, entonces coloca las plantas muertas en la basura o en un área alejada de tu patio (si es grande). Así evitarás las enfermedades e insectos dañinos en tu huerto.

Pon tu huerto a descansar


         Daño causado por la primera helada. Foto: María Esther Vives Rodríguez

Rediseña las áreas de siembra

Esta es una buena oportunidad para hacer camas levantadas nuevas, reorganizar tu huerto, mejorar los surcos de trabajo.

Piensa en tus experiencias durante el año. ¿Qué salió bien y cuáles fueron las dificultades que tuviste durante la temporada de cultivo? Quizás quieras tener menos camas pero hacerlas más amplias o más bancos para aprovechar el espacio disponible.

¿Se te dificultó trabajar en un surco angosto? Considera ensanchar los surcos para que tengas más espacio para trabajar en tus camas o bancales.

¿Se te inundó el huerto? Reorganiza tus camas y cava zanjas que sirvan de desagüe en caso de lluvias fuertes.

En una ocasión, uno de los cambios que realicé en el jardín fue agrandar mis surcos de trabajo; puse plástico (drop cloth) y eché viruta de madera encima del plástico. ¡Así no tuve que lidiar con las yerbas no deseadas!

Huertera en zona '7'

                       Camas desyerbadas. Foto: María E. Vives Rodríguez

Dale mantenimiento a tu huerto

Arregla y limpia las áreas de trabajo y de cultivo del huerto. Desyerba las camas o bancos, acomoda la tierra, coloca una capa de composta, un poco de estiércol de lombrices (worm castings) y finalmente una capa de hojas secas y/o paja que servirá de mantillo (mulch) para proteger la tierra de los cambios drásticos de temperatura.

Distribuye hojas secas alrededor de tus cultivos perennes (fresas, espárragos, arándanos, uvas, entre otros) o los que hayas dejado del otoño (brécol, col rizada, zanahorias, ajos).

Si tus camas son de madera, asegúrate que la madera no esté pudriéndose. Reemplaza las tablas de ser necesario.

Considera usar otros materiales como bloques de cemento, piedras o ladrillos. Limpia las áreas fuera de las camas o bancos y coloca viruta (pedacitos de madera de árbol), hojas secas, paja o piedritas en las áreas dónde vas a caminar y trabajar.

No se recomienda poner viruta de árbol dónde se siembra pues la madera tiende a acidificar la tierra. Las hojas secas de árbol (al igual que la paja) son excelentes para el huerto. No las botes en el cesto de basura. Haz una pila y úsalas como viruta o mantillo en tu huerto.

Huertera en zona '7'

Siembra un cultivo de cobertura

En vez de cubrir tus camas con hojas, puedes optar por sembrar un cultivo de cobertura para evitar la erosión del terreno, incorporar materia orgánica al suelo, y fijar nutrientes como el nitrógeno.

Los cultivos más populares son el trigo, el centeno, el trébol rojo (crimson clover), y el alforfón (buckwheat). Estos cultivos se pueden incorporar al suelo en la primavera, lo cual servirá de abono.

Huertera en zona '7'

                      Trébol rojo en Primavera. Foto: María E. Vives Rodríguez

Decoración y protección

Recuerda decorar tu huerto si así lo prefieres. Puedes incorporar ladrillos, piedras, losetas, gravilla, viruta de madera de colores, figuras de cerámica, tiestos, espantapájaros, etc… ¡Usa tu imaginación!

Recuerda que los huertos pueden ser espacios para recrearse y asimismo pueden reflejar tu personalidad. Construye una cerca alrededor del huerto. Así evitarás que los roedores, como los ratones y los conejos, aniden entre la viruta u hojas secas. Una cerca de gallinero (chicken fence) es efectiva.

Pon tu huerto a descansar

                         ¡Siempre decora tu huerto a tu gusto! Foto: Bev Fazio

Aunque no pueda cultivar y comer tomates en el invierno, la magia de las estaciones me ha ayudado a entender los ciclos de la naturaleza y a apreciar la gran variedad de comida disponible.

Créeme, vale la pena esperar a la primavera para disfrutar de una deliciosa ensalada verde; al verano para unos tomates jugosos; y al otoño para las batatas y las manzanas. Su sabor en la estación correcta, es inconfundible.

*La autora es puertorriqueña, huertera y vive en Tenesí.