Por Perla Sofía Curbelo Santiago

Crear arreglos florales es algo que hago desde muy pequeña. Que tenga el talento para vivir de ello es otra historia.

Juntar flores del patio o comprarlas cuando me es posible es algo que ha sido constante en mi vida. Escogerlas, colocarlas “artísticamente” en un jarrón y ubicarlas donde siempre pueda verlas.

Ver, tocar y oler las flores me hace feliz. Incluso si solo puedo tener acceso a ellas en fotos o pinturas. Me relajan la vista y alimentan mi creatividad. Así que cuando los jarrones están vacíos, me animan los cuadros y fotos que tengo en diferentes rincones de la casa.

Rosas en espera para ser añadidas a un arreglo. Foto: Agrochic.com

A principios de año, me propuse explorar aún más mis habilidades en la floristería. No para dedicarme a ello, sino porque entendía que, si comprendía mejor el negocio de la industria floral, asimismo lo podría comunicar a través de mi trabajo. Y por supuesto, me prepararía mejores arreglos.

Pero mientras investigaba sobre las clases, lugares y precios evalué mi tiempo y presupuesto real. Me percaté que tendría una agenda muy cargada, contrario a lo que quiero en mi vida hoy día. Además, tendría que posponer otros proyectos.

Desistí de la idea de clases formales, pero aún así llamé a la diseñadora floral Anabelle Barranco, de Stem Events, para escuchar sus sugerencias sobre dónde podría aprender un poco más sobre arreglos florales.

Para mi grata sorpresa, Anabelle me invitó a que practicara con ella en alguno de sus próximos eventos: una boda. De esta forma le daba la mano a ella y a su equipo de trabajo, mientras aprendía algunos “truquitos”. Con algo de temor, y mucha emoción, le dije que sí.

Llegó el día de la práctica

Tenía disponible tres horas de un viernes en la tarde. Así que estaba enfocada en prestar mucha atención, aprender a distinguir las flores más solicitadas para este tipo de eventos y a pasar un buen rato. Sin ninguna agenda, solo la que me dieran por el ese corto periodo.

El evento se llevaría a cabo al siguiente día, en el Hotel Vanderbilt, en Condado.

Anabelle me presentó a todo su equipo de trabajo, caras nuevas y otras que ya conocía. Inmediatamente me explicó en qué estaba trabajando cada cual y me asignó las tareas.

Tarea #1: Limpieza de recipientes y luego llenarlos con agua hasta la mitad. Foto: Agrochic.com

 

Tarea #2: Encintar ramilletes. Foto: Agrochic.com

Mis tareas florales

Lavar, secar y llenar de agua los recipientes de cristal que irían como parte de los centros de mesa; encintar los ramilletes que irían en estos envases; y preparar tres pequeños ramos.

Al principio fui lenta. Pero una vez me relajé, aceleré el paso. Hasta me dio tiempo de tomar algunas fotos, hacerle preguntas a Anabelle y conversar con algunos de los miembros de su equipo. Observé mucho y pregunté lo suficiente, sin interrumpir el ritmo de trabajo.

A pesar de la tensión que conlleva este tipo de evento, todos trabajaban con buen humor y sonrientes. Tenía que ser la fragancia de las flores y el playlist de 80´s pop rock.

flores, rosas, ranúnculos, hortensias

Anabelle trae flores desde Miami y/o Israel. Otras veces utiliza distribuidores locales. Cuando tiene la oportunidad, añade flores del país. Foto: Agrochic.com

 

En primer plano hortenias; segundo plano rosas, y, al fondo, clemátides. Foto: Agrochic.com

El inventario de flores consistió en: spray roses, rosas color blanco y rosado, peonías, ranúnculos, clemátides y hortensias. La paleta de colores era pastel.

Para el evento, Anabelle y su equipo diseñaron los centros de mesa, los ramos para la novia y otros miembros de la familia, así como también las decoraciones para algunas instalaciones especiales. La creatividad en plena acción.

Foto: Anabelle Barranco

Foto: Anabelle Barranco

En una pausa, Anabelle me explicó que siempre debe trabajar con un plan, pero cuando las flores llegan de otro color al esperado, o los capullos no abren a tiempo hay que ajustar el proyecto utilizando toda onza de creatividad y trabajar con lo que tienes a la mano.

Instalación.Foto: Anabelle Barranco

Estos ratitos son necesarios. Rodearte de personas creativas, aunque sea en áreas completamente diferentes a tu trasfondo profesional te motiva a querer ser mejor en lo que haces.

 

Junto a parte del equipo de Stem Events. Foto: Agrochic.com

Si curioseas con investigar una nueva profesión, o, como yo, tratar un nuevo pasatiempo, pero no estás lista para comprometer tu tiempo y dinero, aventúrate a practicar con alguien.

Lo más importante es entender que mientras tú lo estás haciendo como prueba para la otra persona es su emprendimiento. Así que atesora al máximo el tiempo que comparten contigo.

Mi premio del día: un ramo de flores y una estupenda experiencia.

Y a ti, ¿en qué te gustaría realizar una práctica?