Nemátodos, enemigos invisibles en el huerto

por Nydia E. Vicente

Los nemátodos son organismos generalmente microscópicos, parecidos  a gusanos.  Los hay de vida libre, beneficiosos, depredadores, parásitos  de plantas y de animales, incluyendo  al ser humano.

El nemátodo que nos ocupa hoy es el nodulador (Meloidogyne spp.). Puede afectar una gran gama  de plantas,  en prácticamente todas las familias;  desde cucurbitáceas (calabaza, calabacín, pepinillo), hasta leguminosas (habichuelas, habas); solanáceas (tomate, pimiento, berenjena);  umbelíferas o apiáceas (zanahoria, céleri, perejil, culantro) y  ornamentales diversas, entre otras. De distribución mundial, es muy común encontrarlo en suelos con textura más liviana, lo que  favorece su dispersión. Al alimentarse en la raíz,  produce nódulos o agallas en el sistema vascular de la planta, obstruyendo  el sistema de transporte de agua y alimento.

Raíces afectadas por nemátodo nodulador en calabacín (zucchini). Foto: Nydia E. Vicente.

Nemátodo nodulador en raíces de pimiento. Foto: Nydia E. Vicente

Síntomas:

Como éste es un organismo microscópico, no se puede ver a simple vista, pero sí podemos observar los síntomas que ocasiona. Las plantas afectadas pueden mostrar una gama de síntomas que van a depender de la susceptibilidad o tolerancia del cultivo en cuestión y del nivel poblacional del organismo en el suelo. Es común notar plantas enanas, hojas cloróticas o amarillas, marchitez aún después del riego,  baja producción y  síntomas característicos de falta de nutrientes.

El síntoma particular del ataque de este nemátodo y prueba fehaciente de su presencia es la formación  de hinchazones o agallas en la raíz. También se pueden observar pudrición y  raíces escasas en plantas severamente afectadas.

Si te topas con plantas que presenten el cuadro descrito anteriormente, sería recomendable que saques  por lo menos una  planta con todo y raíz y observes. Plantas debiluchas o enfermas son una invitación para que  plagas y enfermedades se hospeden en el huerto.

Nemátodo nodulador en pepinillo. Foto: Nydia E. Vicente

Nemátodo nodulador en raíces del tomate. Foto: Nydia E. Vicente

Control:

Hay una serie de medidas, que de llevarlas a cabo consistentemente y de manera integrada, nos van a ayudar a desarrollar plantas vigorosas y mejores rendimientos en el huerto. No recomendamos ningún plaguicida, sintético o natural. Entendemos que con buenas prácticas de siembra y controles  culturales podemos lograr nuestro propósito; plantas sanas y  rendimientos  razonables sin afectar  negativamente nuestro entorno.

Como dice el refrán: ‘es mejor precaver que tener que remediar’. La prevención es el mejor método de control de plagas, ya sea evitando que lleguen a tu predio de siembra o limitando su desarrollo y  eventual establecimiento.

La salud  y  la calidad del suelo o medio de cultivo  y de las plantas que vamos a  sembrar es el primer paso  para lidiar con ésta o con cualquier otra plaga o enfermedad que aparezca en nuestra siembra.

Si queremos mejorar la salud del suelo y de los cultivos podemos añadir enmiendas tales como  composta, estiércol o abonos verdes. Estos aumentan  la fertilidad a la vez que promueven la actividad microbiana, protegiendo las plantas del ataque de organismos  perjudiciales o enfermedades.  El té de composta y el uso  de microorganismos eficientes (EM), Bokashi, entre otros.,  también trabajan en esa misma línea.

El uso de semilla de calidad, fresca o preservada correctamente, nos garantizará plantas más vigorosas. En este caso hay variedades comerciales disponibles en el mercado que son resistentes al nemátodo nodulador. La letra ‘N’ en la descripción de la variedad es indicativo de resistencia a nemátodos.

Llevar al terreno plantas establecidas, saludables,  con un buen sistema de raíces asegura  un mejor proceso de adaptación y menos estrés de  trasplante.

El riego y fertilización adecuados promueven plantas más vigorosas y saludables, que podrán enfrentar mejor cualquier situación negativa.

La rotación con cultivos  resistentes  y la siembra de cobertoras (cover crops) resistentes, que al final de la siembra se puedan incorporar al suelo, ayudan a mantener las poblaciones de estos organismos bajo control.  Cultivos como el brécol, coliflor y el repollo son buenas alternativas para rotar en caso de presencia de nodulador en el huerto. Algunos ejemplos de cobertoras son las leguminosas Crotalaria juncea (sun hemp), Canavalia ensiformis (jackbean), Mucuna deeringiana y M. pruriens  (velvet bean).

La siembra de French marigold en rotación, NO como cultivo acompañante, como muchos suelen pensar, es una práctica probada científicamente.  Para que funcione es necesario que una vez la planta complete su ciclo, se incorpore al suelo. Las siguientes variedades son las más recomendadas para este menester: Tangerine, Petite Blanc, Nemagold, Queen Sophia. No se deben usar variedades híbridas de marigold.

En predios grandes, la solarización puede ser una alternativa viable.

Prácticas fitosanitarias. Mantener las herramientas y el equipo de trabajo limpios y libres de suelo.  Sacar del predio plantas  enfermas  y descartar ese material fuera de las áreas de siembra. Eliminar todo residuo de plantas al final de la cosecha del cultivo susceptible, particularmente si hay nemátodos en el lugar.

El potencial  de reproducción de este organismo es exponencial, razón por la cual  debemos ser muy cautelosos cuando lo encontramos en alguno de nuestros cultivos.  Con un manejo adecuado podemos mantenerlo bajo control y no darle la oportunidad de hacer estragos en el  huerto.

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