Por María Esther Vives Rodríguez

Acabo de regresar a Tennessee (Estados Unidos) del viaje más enriquecedor, espiritual e intelectualmente que he tenido en mi vida: fui a la India.

Específicamente al estado de Tamilnadu, localizado en el sur del país. Me quedé en la capital, llamada Chennai, la cual está en el este, cerca de la costa. Fui a visitar a una amiga puertorriqueña, cayeyana igual que yo, y a su familia. Hace 5 años que vive en Chennai y cuando me invitó a visitar, acepté de inmediato, y con mucho entusiasmo. Por cierto, comí tostones, favoritos de esta familia multicultural.

Foto: María Esther Vives Rodríguez

Plantas ornamentales adornan la baranda en una casa que visité. Vista desde su terraza. Foto: María Esther Vives Rodríguez

Visité toda la ciudad, y también una ciudad colonial francesa llamada Pondicherry. Fue durante ese recorrido cuando me vino la idea de escribir esta nota.

Qué parecido tan grande tienen las ciudades de Chennai y Pondicherry con San Juan, Puerto Rico. Los edificios y las casas me recuerdan al Viejo San Juan, y algunos sectores de Miramar y Santurce. La arquitectura, el cemento y los techos planos.

A los flamboyanes se les conoce como Flame of the Forest. Foto: María Esther Vives Rodríguez

A los flamboyanes se les conoce como Flame of the Forest. Foto: María Esther Vives Rodríguez

Por las calles veo los mismos árboles: esos que parecen flamboyanes pero que no crecen hacia los lados; mangó, uva playera, palmas de coco, plátanos y guineos Veo plantas como las trinitarias, palmas, cruz de Malta, amapolas y otras ornamentales. Lo más que me impresionó fue ver un flamboyán ‘encendido’. Me dijeron que a los flamboyanes se les llama Flame of the Forest. Tiene sentido ver todas estas plantas, frutos y árboles ya que estas ciudades están prácticamente en la misma longitud que Puerto Rico, pero sigue siendo extraño… Me siento en casa, pero estoy al otro lado del mundo.

María Esther Vives Rodríguez

Puesto de cocos en Pondicherry. Al igual que en la Isla, con un machete cortan el fruto para beber su agua y luego, si quieres, lo cortan por la mitad para que comas su pulpa. María Esther Vives Rodríguez

Foto: María Esther Vives Rodríguez

Vista de las calles urbanas durante uno de mis viajes en guagua. Foto: María Esther Vives Rodríguez

Durante mis viajes en guagua, vi sembradíos de arroz y fincas de todo tipo de frutas tropicales. En los mercados, vi un surtido de vegetales y frutas frescas tan amplio. Los estantes coloridos con los frutos que mostraban. Lo procesado, al mínimo. ¿El costo? Muy barato. Una compra de $15 me hubiera costado $150 en mi supermercado local.

Foto: María Esther Vives Rodríguez

Puesto de sandías. Foto: María Esther Vives Rodríguez

Foto: María Esther Vives Rodríguez

Acompañando a mi familia anfitriona al mercado. Foto: María Esther Vives Rodríguez

Me dio alegría ver todo esto, pero a su vez sentí pena. Puerto Rico, con un clima perfecto para sembrar todos estos cultivos, importa sobre 85 por ciento de su comida. A pesar que hay mucha pobreza en el sur de la India, la población goza de seguridad alimentaria. Puerto Rico, con el mismo clima y la tierra fértil de la región que visité, debería seguir el ejemplo de los indios. La agricultura es admirada y los agricultores también, pues todos saben lo importante que es tener acceso a una dieta saludable. Namaste.

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