Mantenimiento de frutales sin agujerar tu bolsillo
Cómo tener árboles y un bolsillo saludable
Por Perla Sofía Curbelo Santiago
Uno o varios árboles frutales en nuestro patio nos proveen alimento, sombra y protección. Dependiendo del tipo de árbol y su fruto, podríamos utilizarlos para la preparación de comidas, postres, infusiones y en la coctelería. Incluso, como parte de nuestra rutina de belleza y en remedios caseros, ahorrándonos muchísimo dinero en la compra de productos.
Sin embargo, un frutal desatendido y enfermo podría ser fuente de muchos dolores de cabeza y de numerosos gastos. De un momento a otro, podrías tener un agujero en tu bolsillo tan profundo o más que aquel necesario para la siembra de un árbol.
Según destacan los autores del libro Árboles frutales exóticos y poco conocidos en Puerto Rico, Juan A. Rivero y Bryan R. Brunner, “de un total de más de 3,000 especies de frutas tropicales comestibles, no más de 50 se consideran muy conocidas, y sólo seis, el guineo, el mangó, la piña, la papaya, el dátil y el aguacate, se producen en escala comercial grande”.
Así que tenemos la posibilidad de sembrar en nuestros patios, y hasta en tiestos, una amplia variedad de árboles frutales. Si tu espacio es reducido, podrías sembrar frutales atractivos y de crecimiento relativamente rápido (procura injertos) como el limón del país, jobo enano, guanábana, higo, papaya y carambola, entre otros.
El ecólogo Alexis Molinares, consultor ambiental de FirstBank, ha señalado en ocasiones anteriores, que la preocupación por la seguridad alimentaria en el País ha promovido la demanda por los árboles frutales. Incrementándose a raíz del huracán María (2017).
Diez consejos para un árbol (y bolsillo) saludable:
Selecciona el frutal apropiado- Sí, hay muchísimos árboles frutales para escoger. Conoce primero qué espacio tienes disponible o si será un árbol para sembrar en recipientes. Averigua cuál será el tamaño del árbol en su madurez. Recuerda que para crecer saludable, el árbol necesitará espacio para desarrollar sus raíces, tronco y ramas. Un árbol restringido producirá poca o ninguna fruta. “Cada árbol tiene su lugar y hay que mirar cada situación particular para asegurarnos que llevamos los árboles correctos a los espacios correctos”. – Alexis Molinares, consultor ambiental.
Selecciona árboles para tu clima– Escoge árboles nativos, ya que se adaptarán mejor a tu zona geográfica e invertirás menos dinero en su mantenimiento. Hay especies de árboles frutales que solo crecerán saludables en climas templados, pues para que florezcan en primavera y, eventualmente, fructifiquen en verano, necesitan estar expuestos por muchas semanas a las bajas temperaturas de invierno. Forzarlos a crecer en el trópico los hará débiles y susceptibles a plagas.
Siémbralo alejado de estructuras– Aunque el árbol sea considerado “pequeño” en su copa o lo mantengas podado a una altura alejada del tendido eléctrico, recuerda que sus raíces podrían extenderse y dañar tuberías, estructuras residenciales y hasta romper aceras públicas. Estos daños resultarán en pérdidas para tu bolsillo, por lo que tendrás que pagar arreglos que pudieron evitarse con una orientación previa a la siembra.
Selecciona árboles de injerto– Este tipo de árbol es el resultado de la unión de una parte de una planta con otra para formar una nueva planta con características deseadas. En el caso de los frutales: tamaño compacto y alta producción de fruta. Esto los hace ideales para sembrar en recipientes de 15-30 galones, dependiendo de la variedad del frutal. Los árboles de injerto tienden a producir fruta más rápido que aquellos que se propagan desde la semilla. Además, facilita su mantenimiento.
Fertiliza periódicamente– Además de agua, bióxido de carbono y sol, los árboles necesitan de macro y micronutrientes para poder crecer y desarrollarse saludables (nitrógeno, fósforo, potasio, entre otros). Especialmente si crecen en tiestos. Abona tus frutales cada seis meses y anualmente en el caso de los árboles maduros. Hazlo en primavera o en otoño. En el mercado encontrarás una variedad de productos especializados, orgánicos e inorgánicos, para aplicar dependiendo del cultivo y su ciclo de crecimiento. Recuerda leer las instrucciones. El exceso de fertilizantes podría abatir tu árbol.
Recoge sus flores y frutas– Un árbol florecido y lleno de frutas es muy atractivo. Procura sembrar frutales que te interesen cosechar y consumir. Recuerda, si algunas de las ramas con fruta colindan con espacios públicos, eres responsable de su recogido y limpieza. Las flores y frutas podridas podrían provocar resbalones y accidentes a transeúntes como a ti misma, malos ratos y gastos inesperados que podrías evitar con poda y cosecha preventiva.
Pódalos– Cortar la copa y algunas ramas de tu árbol contribuye a mantenerlos de un tamaño adecuado y de fácil acceso, sobre todo en época de cosecha. A través de la poda puedes eliminar ramas enfermas, rotas y que obstruyen la circulación del aire o sus hojas se acumulan en los desagües del techo.
Provéele iluminación– La mayoría de los árboles frutales necesitan de mucha luz, sobre todo para florecer y fructificar. Ubícalos de acuerdo a sus necesidades. Si son árboles pequeños o en recipientes, evita colocarlos a la sombra de árboles más grandes.
Protege los árboles nuevos– Utiliza estacas para proveer soporte a los nuevos árboles y asegurar su crecimiento erguido. Colócalos a una distancia prudente de un muro que le sirva como barrera para protegerlos de ráfagas de viento consistentes, en especial durante tormentas.
Hidrátalos– En especial durante la época de tiempo seco. Durante su primer año, los árboles necesitarán de mucha agua, ya que están en proceso de desarrollar sus raíces que le permiten profundizar y anclarse al suelo para poder absorber los nutrientes. Un frutal en tiesto, aunque sea adulto, dependerá más de ti para que le proveas agua y alimento que un árbol que está sembrado directamente en el suelo.
Observa tu árbol y busca posibles signos de deshidratación: hojas enrolladas, marchitas u hojas con puntas y bordes secos; cambios de color repentinos y que se deshojan muy rápido. Utiliza también tu sentido común. Si no ha llovido en mucho tiempo, es posible que tus árboles estén “sedientos”. Riega en horas de la mañana. Asegúrate que las primeras 12 pulgadas del suelo estén húmedas.
Un árbol deshidratado, no puede lidiar con la época de calor, es susceptible a enfermedades y plagas. Además, se le hará difícil producir suficientes flores y frutas.
Fuentes consultadas:
The Davey Tree Expert Company- Davey.com
Agrochic.com