Proyectos agrícolas y medioambientales reciben donativos
por Perla Sofía Curbelo Santiago
Para muchas organizaciones sin fines de lucro (OSFL) el recibir un donativo económico representa la posibilidad de emprender o continuar con el compromiso social que motivó su creación. Pero también, para desacelerar, aunque sea un momento, las peripecias diarias que su mayoría enfrenta para poder sostener una ‘flotilla’ de profesionales, voluntarios, programas y servicios comunitarios que en tiempos de retos económicos amenazan su existencia. Irónicamente, cuando más necesarias son las ayudas sociales.
Recientemente, diez OSFL puertorriqueñas recibieron una aportación como parte del Programa para la Conservación y el Medio Ambiente de Ford Motor Company. Precisamente, la empresa automotriz celebra este año una década de aportaciones, a través de este Programa, que sobrepasa los $400 mil para contribuir a la reducción de la huella ambiental y mejorar a la calidad de vida en Puerto Rico, según explicó Waldo Galán, director regional para la Isla, el Caribe y Centro América de Ford International Business Development, durante la presentación de los donativos, a principios de octubre.
Cabe destacar que el tema de la agricultura urbana (escolar y comunitaria) fue uno de los protagonistas principales en las propuestas seleccionadas. Asimismo, los proyectos destacan su impacto multigeneracional, tanto en zona urbana como rural. Como en los años anteriores, se repartió un fondo de $40 mil entre los seleccionados.
Detalles de los proyectos:
Jardín del Cielo de la Escuela Ecológica Niños Uniendo al Mundo, en Caguas. Recibió: $3,000, para desarrollar un salón de clases exterior y promover la educación ambiental.
La historia
Según Malena García, el donativo representó un empujón ‘brutal’ pues le permitirá además construir contenedores para recoger agua de lluvia y comprar más libros relacionados a la agricultura escolar. La maestra de inglés de esta escuela Montessori nos explicó que están arreglando un antiguo vivero pues la escuela se construyó hace 24 años en un terreno de seis cuerdas donde ubicaba un vivero de plantas ornamentales.
Alrededor de 70 estudiantes, entre 3 a 12 años, se beneficiarán de las mejoras gracias, en parte, al donativo recibido de Ford. Pero también, García entiende que fueron seleccionados en parte porque demostraron su capacidad de sustentabilidad pues ya contaban con fondos producto de las ventas de recao, germinados y otros cultivos que producen en su huerto escolar.
“Ya los huertos escolares se están transformando”, señaló la maestra. “Ya no es simplemente sembrar habichuelitas y ver cómo crecen… ahora estamos entrando en ver cuál es tu huella ecológica; la diferencia de comprar una habichuela de Puerto Rico y una de México; cuánto tiene que viajar, entre otros muchos temas…”, añadió la maestra, quien se basa en el revolucionario modelo The Edible Schoolyard Project en California, fundado hace 20 años por la reconocida chef Alice Waters, y a donde García asistió el año pasado a varios talleres.
Malena García, quien ofrece todo lo relacionado con el huerto en inglés, señala que tiene muchos planes para su salón de clases en el exterior el cual estará listo a partir de enero 2012.
Toilette a Compost de Silent Grace. Recibió: $4,000 para la creación de un inodoro ecológico en una comunidad en Haití para recolectar excremento humano de una forma segura y sanitaria. Este proyecto tiene base en Puerto Rico.
La historia
A partir de noviembre, una comunidad de 438 personas en Haití se beneficiará de la construcción de varios inodoros ecológicos con el donativo ortogado a la Fundación Silent Grace.
Según Andrea Pérez Homar, directora ejecutiva, construirán estos inodoros para manejar los desperdicios de ‘caca y pipi’ para evitar que lleguen a los abastos de aguas y contaminen los suelos. Recolectarán el material para ser tratado y utilizado en la eventualidad como composta para acondicionar los suelos para la agricultura. Esta comunidad se divide en seis zonas y la meta es que cada una tenga su inodoro.
De acuerdo con Pérez Homar, por los pasados tres años, la comunidad ha tenido que defecar en los montes pues las tres letrinas existentes permanecen tapadas.
Silent Grace trabaja con la comunidad desde hace un año y fueron los coordinadores de ésta quienes señalaron las principales necesidades básicas, entre ellas la falta de letrinas.
Sin embargo, Pérez Homar indicó que la visión es resolver el problema de una manera sostenible, con un modelo que funcione y a su vez atienda la necesidad.
Se juntaron con la organización americana Our Soil, que sólo trabajan en Haití, que promover suelos más saludables a través de proyectos que brinden soluciones prácticas y sostenibles. Con ellos, Silent Grace ha recibido adiestramientos, talleres y apoyo para adaptar el modelo a las necesidades de la comunidad y apoderarlos aún más. Además, enseñándoles sobre los beneficios ecológicos, sociales y económicos.
“Estamos ansiosos de verlo hecho una realidad, pues ya tenemos el diseño”, comentó Pérez Homar, quien viaja a Haití cada dos meses, pero con este proyecto asistirá dos veces en el mes de noviembre. “La primera semana de enero se construirá el segundo y queremos que haya un espacio de un mes entre uno y otro (inodoro) pues queremos evaluar su funcionamiento y ver que hay que mejorar”, añadió.
La directora ejecutiva comentó que otro de los retos ha sido romper con el paradigma de la letrina como la conocen en la comunidad. Un sistema que se tapa y que ya en sus cabezas no funciona. “Queremos construir algo nuevo y no algo que en su mente no funcionará”, apuntó Pérez Homar. Por eso han insistido en el nombre de inodoro y no letrina.
Este proyecto generará dos empleos en la comunidad.
La otra parte del proyecto es la recolección del excremento humano para procesarlo y utilizarlo como la materia húmeda para la composta. Lo cual apoyará los otros proyectos de agricultura que Silent Grace ha desarrollado con ellos. Our Soil también ha sido el facilitador de los talleres.
Según la Organización Mundial de la Salud (WHO, por sus siglas en inglés), los patógenos fecales mueren después de una semana expuestos a una temperatura de 122 grados F°. Para estar aún más seguros, la comunidad apoyada por Silent Grace utilizará el material en la composta luego de un año expuesto a estas condiciones de calor y continuo monitoreo hasta que tenga una seguridad de 99.9% sin los patógenos para combinarse con material seco para la composta.
“Aparte del impacto social y ecológico, el proyecto le brinda un sentido de pertenencia a la comunidad”, acotó Pérez Homar, quien aseguró que habrá un ‘party’ para la inauguración del primer inodoro ecológico a finales de noviembre.
Sobre los otros proyectos:
Agricultura en armonía con la naturaleza de la Escuela de la Comunidad Segunda Unidad #1 en Orocovis. Recibió: $6,000, para la continuación de un “innovador programa de educación agrícola” que impacta a jóvenes de sexto a noveno grado. Aprenden a hacer composta, cultivar vegetales y a fertilizar, de manera orgánica en la finca escolar y otras áreas de la escuela.
Agricultura Orgánica y Vida Sustentable de los Estudiantes de Agricultura de la Escuela Manuel mendía Moret de Patillas. Recibió: $3,600, para servir como plataforma educativa a estudiantes de escuela elemental, intermedia y educación especial sobre la práctica del reciclaje mediante la realización de composta utilizando los restos de árboles, hojas y material orgánico.
Bosque Urbano Escolar y Vivero, segunda fase del Club de Agricultura Escuela Rafael Martínez Nadal. Recibió: $4,300, para estudiar, proteger y conservar alrededor de 120 árboles. Se propagarán más árboles, plantas ornamentales y se desarrollará un huerto.
Proyecto de Educación y Conservación Ambiental de la Comunidad Organizada San Salvador (COSS). Recibió: $5,000, para fomentar la protección, conservación y reconocer el valor ecológico de un predio de 4.9 cuerdas en el Barrio San Salvador, localizado en el sector La Plaza de Caguas. Hoy día es un Jardín Ecológico.
Mentes y Manos pa’l Campo de Future Farmers of America. Recibió: $4,000, para desarrollar un laboratorio agrícola para jóvenes, basado en el concepto de agro-ecosistema y prácticas de conservación ambientales del terreno. Esperan desarrollar composta y fertilizantes orgánicos.
El Caño Reggaeton Contest de G8. Recibió: $4,000, para educar a niños de la Comunidad del Caño Martín Peña sobre la importancia de la conservación del ambiente a través de seminarios, el desarrollo de jardines escolares, limpieza de vertederos clandestinos, entre otros. El proyecto comenzó en el 2003.
Centro Ambiental Santa Ana del Centro Ambiental Santa Ana (CASA). Recibió: $5,000, para el primer centro de educación ambiental en Puerto Rico dirigido a jóvenes, familias y estudiantes universitarios. Promueve la apreciación y el entendimiento de la diversidad de la naturaleza entre estudiantes y visitantes mediante caminatas interpretativas, actividades educativas y científicas.
Yo soy el ambiente y mi condición no me detiene del Hogar Paz de Cristo en Ponce es un centro diurno. Recibió: $1,100, para rescatar áreas desoladas y convertirlas en jardines y áreas recreativas para adultos mayores. Además, las actividades que se desarrollan en estas zonas sirven de terapia ocupacional. Integran pacientes con Alzheimer, Parkinson y otras condiciones.
El jurado
Un destacado grupo de profesionales tuvo a cargo la evaluación y selección de los proyectos. El jurado estuvo compuesto por: Jorge Báez y Glorimar Toledo del Fedeicomiso de Conservación de PR; ruperto Chaparro, director del Programa Sea Grant, RUM-UPR; Luis E. Rodríguez, profesor de la Escuela de Derecho de la UPR; Cristina Cabrera del Departamento de Recuersos Naturales y Ambientales; Carlos M. Padín, decano de la Escuela de Asuntos Ambientales de la UMET; y María Falcón, productora del programa Geoambiente del Caribe.