Idea #3

Una decisión sabia antes de invertir
por Perla Sofía Curbelo Santiago
Huertera y Directora de Agrochic™
La tendencia en el mercado es ‘experimentar’ antes de comprar. Con los huertos debería ser igual. Muchas personas quieren sembrar y establecer un huerto en su hogar por diferentes razones, y eso es magnífico. Siempre recomiendo comenzar pequeño y poco a poco ir añadiendo cultivos y experiencias a nuestro huerto para evitar ‘que se nos salga de las manos’. Pero también algo que podríamos hacer antes de comprar la primera planta o par de herramientas es participar en las tareas de un huerto comunitario, escolar o en el huerto casero de otra persona. 
Considera ayudar en huertos escolares y/o comunitarios antes de preparar tu huerto. Foto Archivo/PSC
Por ejemplo, el huerto investigativo del agrónomo Luis Reynaldo Santiago del Servicio de Extensión Agrícola en el Jardín Botánico en Río Piedras se beneficia de la labor voluntaria y siempre necesitan manos extras, sobre todo cuando están en periodos de limpieza de bancos para los nuevos cultivos. 
Por más pequeño que sea, un huerto necesita compromiso, consistencia y atención, si es que queremos cosechar en algún momento. En ocasiones, las decisiones impulsivas nos cuestan tiempo, recursos y dinero. El huerto puede ser una decisión acertada pero también un hoyo en el bolsillo.

Hay muchas formas de saber si un huerto en nuestra propiedad y de acuerdo con nuestro estilo de vida será un proyecto viable. No hay nada de malo en posponer un huerto por falta de tiempo. Malo es ‘tenerlo’ y no atenderlo.

Con la proliferación de huertos comunitarios y escolares alrededor de la isla, participar como voluntaria en uno de ellos es una forma excelente de experimentar la huertería; conocer sobre los cultivos, cuáles nos gustan más, cómo se siembran; y a la vez darle la mano a otras personas. Podemos comprometernos por periodos cortos o largos, idealmente un mínimo tres meses, usted decide los días y el horario. Durante este tiempo aprenderemos a compaginar nuestras responsabilidades diarias con las del huerto; socializamos, obtenemos conocimiento y experiementamos todas las facetas y labores que se llevan a cabo. Asimismo, nos podremos dar cuenta si estamos listas para abrazar este estilo de vida sin gastar dinero en materiales que no usaremos (puedes donarlos o revenderlos en caso que compres y luego te arrepientas).

Ahora que comienza un nuevo curso escolar, podrías indagar qué planes agrícolas tiene la escuela de tus hijos, sobrinos o nietos; algunas ya tienen un área asignada para siembra. Puedes comenzar por ahí. También puedes comunicarte con huertos comunitarios accesibles para ti (muchos tienen presencia en las redes sociales) y ofrecer tu ayuda. Para ambos casos, deja claro cuál es tu nivel de experiencia. Te recibirán con los brazos abiertos y te asignarán tareas de acuerdo con tu nivel. Pregunta y absorbe todo lo que puedas. 
Aquí otras sugerencias: 
1. Ten claro qué días y horario podrías comprometerte; y por cuánto tiempo.

2. Realiza una búsqueda digital para localizar huertos en tu zona o pregúntale a tus amistades quién ya tiene uno y quisiera una mano amiga.

3. Sé puntual y cumple.

4. Si luego de la experiencia decides que no es para ti, exprésalo e indica si no regresarás.

5. Si en efecto te encantó la experiencia, planifica tu transición. Podrías continuar como voluntaria pero por menos tiempo para así dedicarle tiempo a tu huerto. El trabajo puede ser exhaustivo.

6. En huertos escolares, puedes asistir en periodos de vacaciones para labores como riego, desyerbo, entre otras actividades. También será un alivio para las maestras o maestros encargados.


Estoy segura que la experiencia será tan gratificante que prepararás el tuyo y continuarás compartiendo en otros.
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Abona tu vida.