¡Cultivo de yuca en tu huerto!
Siembra y manejo post cosecha
Desde tiempos precolombinos hasta el presente la yuca (Manihot manihot L.) ha estado en los platos borinqueños. En el Caribe insular es de los frutos más populares, de hecho compartimos conexión vital con las islas vecinas a través del cultivo, el proceso y el uso de la yuca (o cassava en inglés). Es además la tercera fuente más importante de calorías en las regiones tropicales, después del arroz y el maíz.
De acuerdo con el método tradicional taíno, durante la luna menguante es mejor sembrar el tubérculo porque su crecimiento es subterráneo. Contrario a la vegetación que da fruto sobre la tierra, que se siembra durante la luna creciente. En la publicación El nuevo viejo mundo (2003) –de la puertorriqueña Marisol Villanueva; un recorrido visual sobre la labranza de yuca en distintas zonas del Caribe- se reseña que agricultores de Isabela (Puerto Rico) convienen en que hay dos lunas crecientes favorables para el cultivo: enero y junio. Pero otros agricultores alrededor del mundo siembran yuca durante todo el año porque es una labor tolerante a la sequía y su productividad puede adecuarse, inclusive, a los suelos deficientes*.
Para cultivarla en tu huerto necesitas un pedazo de tallo (esta será tu semilla) de una planta adulta. Se recomienda que tenga un largo de seis pulgadas con yemas o botones. Puedes sembrar este tipo de tubérculo directo en el suelo o en recipientes. Siembra la ‘semilla’ en un hoyo profundo y ancho. Debes enterrar la semilla hasta la mitad y en forma diagonal. De las yemas bajo la tierra saldrán las raíces y de las yemas que queden sobre el terreno los tallos y ramas. La yuca crece en forma de arbusto, por lo que deberías dejar una distancia considerable entre las plantas.
La yuca puede estar lista entre nueve a 11 meses dependiendo de la variedad del cultivo. Se recomienda escarbar con mucho cuidado por cada lado de la siembra. Mientras menos heridas tenga la yuca en su superficie mejor pues evita que el tejido se exponga al oxígeno y acelere su pudrición.
El agrónomo Manuel Díaz, especialista en farináceos, cultiva la yuca en su residencia utilizando un sistema casero de autoriego. Este señala que aunque la cosecha puede resultar en numerosos tubérculos pequeños, los mismos siguen siendo muy buenos para el consumo en el hogar. “La yuca es una planta noble por su tolerancia a falta de agua y su capacidad de recuperarse ante las plagas y enfermedades”, comenta en su página de Facebook el también administrador de la Estación Experimental Agrícola (EEA) en Gurabo. “Su principal desventaja es que es muy perecedera (se deteriora rápidamente).
Precisamente, el agrónomo explica cómo mejor conservar la cosecha la yuca y así evitar la pérdida de este alimento por pudrición. “La parte comestible de este cultivo es una raíz muy perecedera, ocurre un deterioro fisiológico post cosecha muy rápido, cual también llamamos el ennegrecimiento de la yuca. La forma más fácil y segura de conservar esta cosecha (se muestra en la secuencia de fotos) es mondándola y congelándola lo más pronto posible luego de cosechada”, sugirió Díaz. “La hemos tenido congelada hasta por seis meses sin cambios significativos en su sabor y consistencia”, acotó el agrónomo.
Para comunicarse con el agrónomo Manuel Díaz puedes llamar a la Estación Experimental Agrícola en Gurabo: 787.737.3511 ó 787.737.2601.
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Fuentes consultadas: El huerto casero, manual de agricultura orgánica, de Nelson Álvarez Febles.
*Primeros dos párrafos de la columna utiliza extractos del artículo La yuca: más que una raíz en el mundo, de Dalila Rodríguez Saavedra, publicado en la edición número 2 de Agrochic Magazine (2010).